martes, 29 de diciembre de 2020

Adiós 2020.


Que incautos, como festejábamos la marcha del 2019, como nos congratulábamos con ello. Que brindis, que abrazos, que alegrías. Cuantas veces nos alborozamos con ese 2020. Le hacíamos la burla yo especialmente, al 2019, pues en mi familia los años acabados en nueve habían sido de mal agüero y de infausto recuerdo y éste, precisamente, había sido amable, sin echar cohetes, pero amable. Yo ya no se si pensar que este 2.020 va por libre, o es el 2.019 que ha extendido sus tentáculos y ha hecho de las suyas, para nuestra desgracia. Va a ser lo del refrán de marzo, aquello de: "Marzo, marzuelo, tres días te quedan, ya no me haces duelo". Le decía el labrador. Pero éste le respondía, "no te fíes, pues con los tres días que me queden y alguno más que le robe al mes de abril, toda tu cosecha se ha de ir". Pues extrapolado al tema pandemico, algo parecido.

Al final, ya me da un poco igual, si es el 2.020 genuino o es el 2.019 camuflado de éste. La cuestión es que termine y que el 2.021 sea más luminosos, menos plomizo y hermético. Que nos devuelva los viajes, el deporte, las tertulias entorno a una mesa, los abrazos, a nuestros mayores y los juegos de nuestros hijos con otros niños en el parque. O que dejemos de mirar con reprobación a los jóvenes y adolescentes, que sólo intentan hacer, lo que se suponen que deberían de hacer en circunstancias normales, divertirse y disfrutar de la vida. La irresponsabilidad no es una edad, ni un periodo de la vida. Es una actitud, cimentada en el egoísmo, ese que hace que aparques en medio de dos plazas, o que hace que dejes el coche en doble fila en una calle transitada, o que hace que tires una lata de refresco en el monte o una bolsa de doritos en el mar.

La pandemia no nos trajo el egoísmo, nos recordó que estaba allí. Como el de esos vecinos, egoísmo y miedo irracional, que le escribían en un anónimo a su vecina, que no fuera a dormir a casa, que mejor se alojara temporalmente en un hotel o se quedara en el hospital donde trabajaba, hasta que acabara todo esto.

No se si el año que viene nos deparará más ERTES, o despidos, o impagados, o ruina, o desgobierno, o la tercera república, o la revolución de lo necios, o sálvese el que pueda.

No se si hemos aprendido algo, o si nos valdrá para ser mejores, o si valoraremos más las cosas cotidianas.

Sólo se que en muchas ocasiones, más de las que me gustaría, el hombre es lobo para el hombre y que cualquier circunstancia o desgracia, aderezada con esas gotas de egoísmo o intransigencia hacen que de ser una situación mala pase a terrible.

Me gustaría creer que el 2021, traerá generosidad, grandeza de miras, tranquilidad, paz, amor y acabar con el hambre en el mundo. Pero me temo que esas frases solo sirven para concursos de misses trasnochados. Me consuelo pensando que Rusia es una tierra maravillosa, llena de gente maravillosa.



lunes, 30 de noviembre de 2020

PEDALADAS XX 2020

 


Termina noviembre. Las navidades están a la vuelta de la esquina. Como todo lo de este año, se anuncian raras, extrañas, aún sin tener claras las restricciones a las que nos veremos sometidos. Mientras, el Black friday atesta los diferentes centros comerciales y tiendas de mi ciudad. La estupidez humana no tiene traslado. Nuestro sino es consumir, los descuentos del 20% (no más diferentes, de los que nos encontraremos en unos días, en las rebajas de enero), lanzan a la gente a las superficies comerciales buscando algo que aun no saben porqué, necesitan desesperadamente. Si no gastamos, que sentido tiene trabajar. Gastemos más y así trabajaremos a gusto todo el día. La tan nombrada rueda del hamster. El sistema nos quiere endeudados, consumidores insaciables, avocados a trabajar de sol a sol, para comprarnos las zapatillas de moda, la play último modelo y la sudadera que recomienda el influencer de turno.

¿Pero quién es el sistema?¿Un señor de Murcia?¿Unos encapuchados en torno a una mesa de mármol, confabulando contra los pobres trabajadores?¿Los mercados financieros?¿Los mercados en general?¿En particular?

¿Pero quién son los mercados?¿Los húmedos del continente asiático, que venden pangolines como quién vende longaniza de Monreal?¿O los que manejan el Ibex, Walkstreet o el Nasdaq?¿Los de barrio?

No se como será el 2021, pero desde luego y con perdón, el 2020 me tiene hasta la po...

De momento que le den a las dos ruedas, pedaladas incluidas.

No quiero empezar a desgranar mi 2020, ni lo que me gustaría para 2021. Ya habrá tiempo, y si no que más dará, al final, toca surfear, coger la ola cuando se pueda y cuando no, bracear para ponernos en posición. 

Que la cosa no vaya a peor, aquello de virgencita que me quede como estoy. 

Que no nos falte ese trabajo que nos hace ir de rebajas y desear lo superfluo. 

No pienso ser el que predique en el desierto, ni aquel que diga hacer lo que yo os digo, pero no lo que yo hago. Uno tiene sus debilidades, lo confieso, sí lo sé, que tire la primera piedra el que esté libre de pecado. No seré yo, no seré yo quien abandere a los desencantados de la sociedad, ni a los parias de la sociedad de consumo, ni a los auto productores. Al fin de cuentas, lo tengo que confesar, tengo que decirlo, yo también lo hago, yo también compro en Amazon.

domingo, 29 de noviembre de 2020

MIS LECTURAS DE OTOÑO 2020

 

Estos días teñidos de ocre, no han dejado demasiadas lecturas en mi haber, pero aún así, he podido hincar el diente en tres libros, todos diferentes entre sí en temática, extensión y densidad.

Empezaré con el primero, que compré hace ya un tiempo y que sin embargo aún no lo había leído. Fue abrirlo, empezar a ojearlo y lo que no hizo que lo empezara en su compra, hace unos cuatro años, me llevó a leerlo en un fin de semana, os cuento de que trata y lo entenderéis perfectamente.


"La constelación del perro" de Peter Heller. De la editorial que me encanta Blackie Books. Tras un accidente aéreo, se esparce por el mundo un virus modificado, que acaba con el 90 % de la población de la tierra. El libro narra la historia de uno de estos supervivientes, que se aleja de las grandes ciudades, para sobrevivir junto a un compañero distante e imprescindible y su perro. Ahora entendéis el porque de este interés. El libro es  muy interesante, se lee muy fácilmente, parece que estés viendo una película, desde luego muy recomendable.


Un libro muy interesante y a la vez muy denso. Desgrana las claves de la toma de elecciones y la búsqueda del determinismo en un mundo caótico. Llegué a este libro "Deshaciendo errores" de Michael Lewis, por medio de un artículo de Jot Down, donde se habla del mismo y de la amistad entre dos psicólogos israelíes (Amos Tuersky y David Kahneman), completamente diferentes en cuanto a caracteres, pero que funcionaban perfectamente como seres "pensantes" uno junto a otro. Sus estudios fueron la base del premio nobel de economía que recibió David K. (ya fallecido Amos), por, tal como dice la wikipedia: "por haber integrado aspectos de la investigación psicológica en la ciencia económica, especialmente en lo que respecta al juicio humano y la toma de decisiones bajo incertidumbre."
Lo dicho, una lectura densa, pero apasionante, con multitud de ejemplos de los diferentes sesgos, a la hora de tomar decisiones. 


Por último éste, "La mujer de mi vida" de Nicolas Barreau. Un joven librero (Antoine) coincide con una mujer(Isabelle) en un café parisino llamado Le cafe Le soleil. Ésta le deja un tarjeta con su teléfono. De este hecho, parte una búsqueda histriónica de una cita con ella. En fin una soberana tontería, una comedieta romántica, carne de peli de medio día en antena 3. Ahorraros leerla.

lunes, 26 de octubre de 2020

PEDALADAS XIX 2020

 

De nuevo, ayer, nuestro gran y  excelso líder, nos anunciaba, con emoción contenida, que la única manera de doblegar la curva de esta nueva ola, era la declaración de un nuevo estado de alarma. Estado, que debería de prolongarse, según sus mejores vaticinios, hasta el mes de mayo de 2.021.

¡Toma! Sin anestesia, ni paños calientes. Esto es lo que hay si te parece bien perfecto, si no, pues peor para ti. 

No quiero entrar a valorar si esta situación podría estar más controlada o no. Ni si los gestores, que dejan todo, a la responsabilidad individual de la población, de esta manera ni gestionan, ni resuelven, ni sirven. De si de nuevo, parecemos el patito feo de la camada, con los mayores índices de contagio y una mortalidad que sigue ahí. No entraré a valorar el comportamiento y la catadura moral de nuestra mierda de políticos (ups, vaya, ya de alguna manera me he retratado).

Pero no puedo evitar pensar, que si de normal, a la vida hay que echarle un par de huevos, hasta el mes de mayo, habrá que echarle cuarto y mitad de gónadas. Porque como nos de por pensar que nos roban unas navidades, o la vida social, o el visitar con alegría y despreocupación a padres, familiares y amigos; como nos de por pensar eso, podemos llegar a enfermar, pero no de la mierda del covid-19 o la gripe común, si no de tristeza. De una tristeza gris, húmeda y pegajosa, de la que no podamos desprendernos, en todo lo que dure el invierno, o el año.

En el baúl de los "posibles", quedan los viajes pendientes, las cenas con amigos, los baños de multitudes, los conciertos, el ambiente en las calles, las fiestas de los pueblos, la alegría de compartir. 

No queremos ser anacoretas, ni ermitaños, ni náufragos, por eso vivimos en sociedad, por que nos gusta la gente y estar con ella, con algunos, evidentemente, más que con otros. Pero leñe, nos gusta la gente, los motivos de alegría, las fiestas, las manifestaciones folclóricas, las procesiones, las cenas de navidad de todos los primos, los villancicos, el Corte Inglés hasta la bandera mientras, a contrarreloj, buscas los últimos regalos de reyes (ojo spoiler: los reyes no viene de oriente).

Me niego a enfermar de nostalgia, o de resignación, o de conformismo, o de derrotismo, o cualquier otro ismo que me condicione, que me coarte, que me ningunee, que me robe.

Porque es eso, no quiero que me roben lo que no quiera: tiempo, ilusiones, vivencias...

Quiero seguir haciendo cosas por primera vez. Quiero recalar en los oasis, reinventarme, seguir sorprendiéndome gratamente, disfrutando de la vida y de todas las cosas que nos ofrece. No podemos eliminar el verbo compartir, no debemos seguir poniendo barreras. Responsabilidad sí, pero no miedo. Responsabilidad sí, pero no egoísmo. Responsabilidad sí, pero no esclavitud. Responsabilidad sí, pero no desencanto.

Un buen luchador, dicen los que entienden, que empieza por ser un buen encajador. Así que encajaremos este nuevo directo, apretaremos los dientes, nos recompondremos y seguiremos con el juego de piernas y por supuesto, con el combate, éste no termina hasta que no tiremos la toalla.


martes, 6 de octubre de 2020

PEDRO SEVILLA

 ¿Quien no tiene a sus preferidos en una u otra disciplina?¿Hay gente que tiene a sus futbolistas preferidos?¿Actores, directores, escritores, músicos, pintores, poetas...?

Centrémonos en estos últimos, los poetas. Yo tengo los míos, no me remontaré a los clásicos como Machado, Lorca y demás, me iré a algo más contemporáneo, tampoco muy moderno como Marwan, Luis Ramiro, La  Benito o similares. Me quedo con Luis Alberto de Cuenca, Luis García Montero, Benjamín Prado o Pedro Sevilla. De éstos podría decir que son todos los que están, pero no están todos los que son, caso por ejemplo de Jesús Cota.

Y de éstos, elegiré a Pedro Sevilla. Recientemente he comprado su antología de poemas, la recopilación de toda su poesía en el libro "Para cuando volvamos".  Le llevaba leyendo ya hace tiempo, suyos han sido algunas composiciones que he traído por aquí, como Todo lo azul del mundo, o Nos guarde Dios España. 


He podido disfrutar de su poesía y es difícil seleccionar un sólo poema suyo para compartir por aquí, traería La física es mentira o Éramos violentos o Aquí mi padre, pero he decidido traeros éste, para compartirlo y disfrutar la poesía de este hombre que nos transmite tanto con sus versos.

El libro una joya, como también lo es este poema:


DESOLACIÓN



Estos días amargos -hablo en serio-
cuando el dolor asfixia y uno quiere morir
para no ver los dientes a la vida,
cuando ni la ironía es un arma certera
ni el vino trae olvidos,
yo pagaría oro, vendería mi alma,
por volverme otra vez
niño de calzón corto saliendo de la escuela
camino de los brazos de mi madre.



Pedro Sevilla



miércoles, 30 de septiembre de 2020

PEDALADAS VIII 2020


 Entramos como un eterno príncipe heredero a este otoño terrible del 2.020. Más bien que mal, visto lo visto, hemos pasado el verano, acudiendo a destinos de playa, que no de relax, apenas unas semanas antes de que la segunda ola vírica nos alcanzase. De nuevo vivimos confinamiento, aunque esta vez selectivos, mascarillas, prohibición de reuniones de más de una cierta cantidad de gente, miedo al contagio y reducción o eliminación, en ocasiones, de toda vida social y de ocio nocturno. 

Intentamos, como hormiguitas, hacer acopio de exiguos ahorros en la cuenta; lo salvado de la debacle de las vacaciones, esperando de un momento a otro el trompazo que nos dará la economía, una vez que se vea con claridad el agujero dejado tras la pandemia.

Estos días estamos viviendo el veranillo de san Miguel, después de que el fin de semana haya sido azotado son piedad por el viento del Moncayo, dejando el concepto del entretiempo a la altura del barro. Eso tiene guasa, compramos cazadoras vaqueras y de cuero ligero para esos días, que ni frío ni calor y al final la realidad se impone y hace frío o calor y las susodichas prendas quedan colgadas en el armario, esperando que el cambio climático comience a remitir y la primavera vuelva a ser primavera y el invierno invierno y no este pastiche que tenemos ahora. Algunos dicen que de estos polvos, vienen estos lodos. Pues sí, o no, qué sabe nadie.

lunes, 28 de septiembre de 2020

Mis lecturas de verano 2020

 

Ha sido éste, un verano extraño, diferente, donde finalmente pudimos vivir unas vacaciones en la playa, aunque de manera hasta algo forzada, con las mascarillas como elemento común y banal y a la vez extraordinario. En mis días de vacaciones, no leí apenas unas líneas. La lectura se quedó para el resto de días. Es decir, éstas son unas lecturas de verano, pero no de días de playa. Este año, como corresponde a ir al mar con un niño pequeño, eso del libro a la sombra de la sombrilla no ha podido ser.

Aún así he podido acometer algunos libros que os traigo por aquí.

"Lo esencial. El diseño y otras cosas de la vida", de Miguel Milá. Un veterano diseñador nos hace un recorrido por su vida y su obra, sus valores y sus inquietudes. Una lección vital. Es un placer encontrarte con  estos libros, como el que escribió Bassat, donde encuentras las esencias de una vida profesional, donde la persona ha dejado huella en el sector que le ocupa, mezclado además, con elecciones y vivencias personales. Destaca su decálogo doble, toda una declaración de intenciones.
Por ejemplo: 1.- "Clásico es lo que no se puede hacer mejor"
                     12.- "Sé útil y te utilizarán"
Toda una curiosidad, amena y entretenida, a la que llegué gracias a una recomendación de Javier Aznar, conocido también como "El guardián en el centeno".


"El tiempo de los héroes" de Javier Reverte. Sin ninguna duda, el mayor descubrimiento y disfrute de esta tanda de lecturas. La biografía novelada de Juan Modesto, que llegó a ser general del ejército republicano, llegando desde las milicias comunistas. Un Modesto a punto de subir a un avión en Elda, para abandonar suelo español, que repasa su trayectoria en la guerra, desde el asalto al cuartel de la montaña, hasta ese amargo exilio forzoso. Un libro apasionante, que te acerca a algunas de las figuras más relevantes de aquel momento. Una extraordinaria sorpresa, una lectura apasionante, y conocer algunas figuras que me eran muy lejanas y desconocidas.


"Las partículas elementales", de Michel Houllebecq. Un lectura terrible. Escandalosa en algunos pasajes, no es de extrañar que algunos lo tilde de autor tremendo y que haya causado tanta controversia que finalmente ha acabado abandonando Francia para tomar distancia. El libro narra la vida de dos hermanos Michel y Bruno que tiene trayectorias vitales totalmente diferentes. Una lectura descarnada y cruda.
Traigo algunos pasajes por aquí, dignos de citar:
"Sentían el uno por el otro un gran respeto y una inmensa piedad. No obstante, algunos días atrapados por una magia imprevista, tenían momentos de aire fresco, de sol tonificante; pero lo más normal es qe sintieran que una sombra gris se extendiera en ambos sobre la tierra que les sostenía, y en todas las cosas veían el final"
"Los niños soportan el mundo que los adultos han construido para ellos, intentan adaptarse a él lo mejor que puede; lo más normal es que al final lo reproduzcan".
"No hay un silencio eterno de los espacios infinitos, pues en realidad no hay ni silencio, ni espacio ni vacío..."
La novela discurre por terrenos escabrosos hasta acabar en un final distópico. 


"Brújulas que buscan sonrisas perdidas", de Albert Espinosa. Un libro bonito, en algún momento demasiado perfecto, lo que hace entrever que es fruto de una forzada ficción, se le descubre el truco al autor en demasía, pero bueno, lectura reconfortante y cómoda. 
Un hijo regresa a casa de su padre para cuida de él en sus últimos días. El padre cineasta, había sido siempre una figura ausente, siempre de rodaje en rodaje. Desconocían su arte, su trabajo. La muerte años atrás de su madre crea un abismo entre los hijos y el padre. Hay un secreto, el robo de una joya, al más puro estilo "Beau geste". Recuerdos y reproches que impiden que el hijo acompañe al padre en ese tránsito hacia su muerte, de la mejor manera posible. 


"La sombra de lo que fuimos", de Luis Sepúlveda. Tres sexagenarios militantes de izquierdas, exiliados de otros conflictos, preparan un golpe en Chile para continuar su lucha contra el sistema. Una lectura curiosa y entretenida. 

lunes, 31 de agosto de 2020

PEDALADAS VII 2020



Último día de agosto. Yo he vendido mi moto. El mayor está en Cádiz empezando la vida que se convertirá en su carrera o la carrera que se convertirá en su vida. El mediano aprovecha los últimos días ociosos antes de comenzar este, que será, un extraño curso. El pequeño comienza mañana la guardería y ya no dejará las aulas hasta, en el mejor de los casos, el comienzo de su edad adulta. Desde que no tengo libros nuevos que forrar, con ese plástico con aroma a petróleo, no le acabo de encontrar la gracia a eso de la "vuelta al cole" y menos en este pandémico 2.020.
Llevo ya varios años que no le pillo el punto a la vuelta, pero éste creo que ya se lleva la palma.
Este verano he descubierto el surf, esperemos que el surf me descubra a mi y tan amigos.
Al final hemos podido disfrutar de dos largas semanas de playa. Pasado unos días también en nuestras patrias chicas y movernos, mascarilla y desinfectante en ristre, por esos mundos de Dios, sin confinamiento ni estado similar. Ha sido todo muy raro. Es todo muy raro, pero encararemos este comienzo de curso, para intentar normalizar las cosas. Espero que no sea el efecto que le llevaba a la orquesta del Titanic a seguir tocando mientras se hundía el barco. Espero. 
¿Por qué habré vendido mi moto? ¿Os he dicho que he vendido mi moto? 
Lo de la vuelta al cole tiene guasa. Hasta el último momento no habita instrucciones claras de cómo actuar, al final se han marcado unas premisas, y que el sol salga por donde quiera. No habrá madrugadores, ni extraescolares, quieren que los niños entren a las 9h y salgan a las 14H. Por mi genial, en un mundo de chachi piruli, porque resulta que los padres, simples mortales, tienen que trabajar un montón de horas, en muchas ocasiones con horarios partidos, para poder pagar la hipoteca y el coche  y la ropa, el vestido y la comida, malas costumbres que tienen algunos. 
Los que legislan, parece ser que hace mucho tiempo que perdieron el oremus y la realidad. ¿Os acordáis de aquello de Zapater de si sabía lo que costaba un café?
El comienzo de curso se ha convertido en una espada de Damocles, también en un quiero y no puedo, en una declaración de intenciones. 
Igual se lían la manda a la cabeza e implantamos el horario de Londres y la jornada inglesa, las jornadas intensivas con 20' para comer y las tiendas y la televisión se adaptan a una forma de vida en que a las 18:00 está todo cerrado. 
¡Bien!! Ni de coña. Me temo que será lo de siempre, una minoría pudiendo llevar esos horarios como privilegiados de una sociedad que cada vez más, vive de las desigualdades y el resto, sálvese quien pueda y ver si las empresas dan esa flexibilidad que de ser recomendable, ha pasado a ser imperativa.
Uno de los objetivos que me marcaba todos los comienzos de años y todos los comienzos de curso, era el de montar más en dos ruedas. No se si os he dicho que me he quitado la moto, dejará de ser un objetivo recurrente ese: montar en dos ruedas. Snifff, ¡qué pena!

miércoles, 26 de agosto de 2020

La irreversibilidad de la muerte.

 


Recientemente ha fallecido un tío mío, muy allegado, el hermano de mi madre. En estos últimos años han fallecido algunos más, también muy allegados. De esos que forman parte de tus recuerdos infantiles, de las fotos de los cumpleaños, los veraneos. Los recuerdas de las grandes mesadas de celebraciones, fiestas familiares, bodas, comuniones, noches buenas, noches viejas. Te has reído, has conversado, has aprendido, en definitiva: has crecido con ellos. Son parte de tu imaginario, de tus recuerdos y por supuesto de tu vida. 

Me viene muchas veces a la mente ese dicho: "La mesa larga, los abuelos vivos, todos lo tíos y primos reunidos. Comida en la mesa. De niños éramos ricos y no lo sabíamos".

De estas personas nos queda su legado, el más evidente, su principal obra: sus hijos, mis primos. Si te fijas bien, si te paras a observar, los podrás ver en éstos, en sus gestos, en sus expresiones, en su conducta. Allí hay algo de ellos, lo puedes llegar a ver. No se han ido del todo. Además me gusta pensar, que es cierto aquello que donde existe el recuerdo, la muerte no tiene poder. De esta manera mientras los recordemos, los tendremos con nosotros de una u otra manera.

Dicen los psicólogos, que lo más difícil de entender por los niños, es la irreversibilidad de la muerte. Pueden entender que el abuelito se haya ido, pero no son capaces de entender que nunca volverá. Preguntan por él tiempo después, o esperan que en cualquier momento llame a la puerta, o si se les ha dicho que se ha ido al cielo, miran hacia allí, esperando que en un momento u otro vuelva, porque en sus pequeñas cabecitas no entienden que es para siempre. El concepto para siempre también se les escapa. No conciben que nunca volverán a abrazarlo o a compartir relatos, paseos y aventuras. 

A los niños les cuesta entender la irreversibilidad de la muerte, sinceramente: a mi también.

sábado, 25 de julio de 2020

El desayuno


El desayuno

Me gustas cuando dices tonterías,
cuando metes la pata, cuando mientes,
cuando te vas de compras con tu madre
y llego tarde al cine por tu culpa.
Me gustas más cuando es mi cumpleaños
y me cubres de besos y de tartas,
o cuando eres feliz y se te nota,
o cuando eres genial con una frase
que lo resume todo, o cuando ríes
(tu risa es una ducha en el infierno),
o cuando me perdonas un olvido.
Pero aún me gustas más, tanto que casi
no puedo resistir lo que me gustas,
cuando, llena de vida, te despiertas
y lo primero que haces es decirme:
«Tengo un hambre feroz esta mañana.
Voy a empezar contigo el desayuno».


Luis Alberto de Cuenca
(El hacha y la rosa, 1993
)

viernes, 24 de julio de 2020

Berria



En la vida hay veces que se quedan pendientes cosas. Algo que leer, un lugar que visitar, un reto que afrontar, unas palabras que decir, en fin, cosas. Yo le tenía ganas a la playa de Berria. Sabía de ella desde hace mucho tiempo. Tenía que haber pisado su arena hace unos doce años, y ese momento no llegó nunca, luego no hubo ocasión de volver. Hasta la pasada semana.
La pasada semana, buscando un destino que no estuviera saturado y del que huir de las restricciones del covid-19, me acordé del Hotel Juan de la Cosa y de la playa de Berria y de las playas cántabras, que suplen la temperatura del mar mediterráneo, con amplias extensiones de arena y espacios naturales de gran belleza y calidad.
Aunque en mi mente, siempre imaginé la playa más grande y más salvaje, como el niño que recuerda la casa de sus abuelos y luego de adulto le parece más pequeña aunque igualmente acogedora; me pasó a mi. Las extensiones infinitas de mi imaginario, se concretaron en una hermosa playa de 1,8 kilómetros. Encajada entre dos montañas y con fina arena y aguas frías, pero totalmente cristalinas, con poca gente y con mucho espacio para que un niño de dos años pudiera correr a sus anchas, saboreando la sensación de libertad y a la vez seguridad.
El hotel, espectacular, al pie de la propia playa, con un excelente restaurante, una cerveza Mahou bien fresquita y bien tirada y unas vistas desde la habitación en que te sumergías en las aguas del cantábrico, con solo bajar de la cama. El paraíso en la tierra. Otro más.
Y de ese viaje me traje estos dibujos que comparto por aquí.





A parte de dibujar en el cuaderno, lo hicimos en la propia playa. fueron varias las tardes que nos dedicamos a sembrar de dibujos la fina arena. El peque también participó de esta catarsis creativa y dibujó arañas, Mickyes, Ninos, Pipos y toda la cuadrilla de amigos de Mario y yo, por supuesto, dragones.


lunes, 29 de junio de 2020

PEDALADAS VI 2020



Este recién pasado fin de semana, fue el primero en que hubo total movilidad dentro del territorio español. Saturación en las salidas y entradas de las grandes ciudades, zonas de playa abarrotadas, ya no te digo nada de las terrazas o de las rebajas. Conclusión: no hemos aprendido nada y además nos la trae al pairo. Aquello de que el mejor regalo de la memoria es el olvido. Pues ahí está el hecho, la mayor y total amnesia colectiva de este siglo XXI.
Yo, estos días he andado revuelto, no por temas macros, como la economía o el tema covid-19, si no más bien por temas micro e internos. El trabajo inmediato, temas personales, futuro de los hijos, a donde vamos, de donde venimos, estamos solos en la galaxia, qué sentido tiene el nihilismo existencial, porqué no se le echa cebolla a la paella, las vacaciones más inmediatas y las posteriores, los hoteles, apartamentos y ese equilibrio entre tengo que ahorrar y que sólo se vive una vez. Es decir un sin vivir, un desasosiego vital, una falta de identidad, la búsqueda de la asertividad  y en ultima instancia la llegada al nirvana de la ataraxia. Vamos en resumen: una semana de mierrrrrdaaaaaaa!!!
El verano llegaba el día 20, con el solsticio,  así que volviendo a un tema recurrente, ya tenemos el veranito aquí. Aquel al que despedimos hace unos meses con tanto pesar y las ganas terrible de que volviera. Pero este año 2.020 no es un año al uso. ¿Alguien lo duda a estas alturas de le feria? Y este verano está aquí, pero con ganas de tocar las pelotas. Eso de, sí, llego, pero, olvídate de unas vacaciones al uso, dale caña a los hidrogeles, a las mascarillas y ojo que vengo con un rebrote en la zona del bajo Aragón y de la comarca de la Litera, que para qué las prisas. No habrá paz para los mortales. Así que no sabes si coger ese apartamento en la playa o si ir a la piscina, o no hacer nada, o si, o quizás sólo unos días o si realmente estoy llevando la vida que me gustaría llevar o no queda otro remedio y te jodes. El mundo es un pozo de desasosiego.
Así que he aparcado durante un tiempo la bici, me he sentado frente al mar, mientras la brisa me acariciaba la frente y la sal me trasladaba a universos de galeones y piratas. He mirado hacia el horizonte esperando una señal, un camino por el que transitar. He escudriñado, he estirado el cuello y hecho visera con las manos, para mitigar lo rayos del sol en mis ojos y he pasado un rato así. He sacado mi móvil y al ver la hora, me he dicho: Ostras, que tarde es, hora de volver a casa. Hoy es el primer día de piscina del peque y no me lo perdería por nada del mundo. 

viernes, 19 de junio de 2020

Mis lecturas del final de la primavera de 2.020



"Saber perder" de David Trueba. La novela está basada en cuatro personajes que soportan el peso narrativo. Cuatro personajes que desarrollan su propia historia y que a la vez interacciona entre ellos. Leandro, que cuida de su mujer enferma Aurora, en palabras del autor: "Tiempo, precisamente es lo que no tiene Leandro. Vive una época...cuando casi nada se construye y todo se derrumba". Santiago, el hijo de Leandro y sus cuitas con Pilar y Daniela. Ariel Burano joven promesa del fútbol argentino que viene a jugar en el principal equipo de la ciudad y que un día atropella a Sylvia, hija de Santiago y Pilar  y nieta de Leandro. Estos son los mimbres de esta grandísima novela. Trueba reivindica la maravillosa aventura de vivir. Me ha encantado, es una novela extensa, de más de 400 páginas, pero que te lleva. Muy buena. Me ha encantado el estilo narrativo, no hay un solo diálogo barrado en todo el texto. Me encanta como encara los personajes, la forma de contarlo. Sin duda muy recomendable.



"Un viejo que leía novelas de amor", de Luis Sepúlveda. Llegué a este autor, por mediación del blog: "el chico de la Consuelo", donde citaba y comentaba, los títulos del mismo, del cual no conocía nada. Por eso me he puesto a leer alguna cosa de él. La primera es ésta. Narra la búsqueda, en una perdida aldea amazónica, de un gran felino (un tigrillo) que ha matado a un americano. Es corta, ligera y me ha encantado. Directa y concisa, te lleva a aquella selva y a aquellas personas. Un viaje perfecto.


"La pintura como pasatiempo", del mismísimo Winston Churchill. Un libro diminuto, con las reflexiones del propio Churchill de la que fue una de sus mayores pasiones: la pintura. Le servía para desconectar y relajarse. Se aficionó tardíamente, antes de los cuarenta no había cogido un pincel, pero luego le acompañó el resto de su vida. Empezó en un momento muy complicado de su carrera, tras el desastre de Gallipolli. Le sirvió de vía de escape, para ordenar sus ideas y calmar su ánimo. Él la definía como una experiencia extraordinaria y muy enriquecedora.

 
Como curiosidad, recientemente se vendió uno de sus cuadros por una auténtica fortuna. Llegó a pintar más de quinientos. En algún blog de pintura, lo han alabado, diciendo que debería ser lectura obligatoria en todas las escuelas de arte. No llego a ese extremo, pero me ha gustado. Extremadamente breve, apenas cincuenta páginas y a la vez muy interesante. 


"El factor Churchill", de Boris Johnson. Mientras me espera en una estantería, una de la biografías más reciente de Winston Churchill, escrita por Andrew Robert, con más de 1.300 páginas, acometí por pura ansia viva, este libro, más ligero, escrito por el actual primer ministro británico, también todo un figura. Así que me despertaba la curiosidad por partida doble, por el personaje centro del mismo y por el personaje que escribe el libro, periodista que ha tenido una meteórica carrera política, pasando de ser alcalde de Londres y una de las figuras más prominentes a favor del brexit, a ser primer ministro.  En el libro retrata a un hombre, cuyas principales virtudes fueron la valentía, su incombustible presencia y su espíritu sin desánimo que le permitía resurgir cual ave Fenix de los reveses que tuvo, que no fueron pocos. Una persona que fue capaz de cambiar el rumbo de la cosas, con sus monstruos y sus miedos, sus grandezas y sus miserias, pero que siempre fue dueño de su paso por esta vida. Trabajador, prolífico, inquieto, nobel de literatura, un portento, todo corazón, todo acción. Desde luego que todo un ejemplo. Johson nos aproxima maravillosamente a la figura de este estadista, de este hombre de estado que fue protagonista de su tiempo. Magnífica lectura. El libro está plagado de anécdotas, citas (el libro de la pintura como pasatiempo, sin ir más lejos), con un estilo cercano, incluso en ocasiones con cierto compadreo. 



"La piel", de Sergio del Molino. Recién salido del horno y ayer anunciaba su autor que ya iban por la tercera edición. Sería ventajista y fácil decir aquello de que en este libro, su autor se deja la piel. O traer aquella figura, de que lo más profundo de algunos seres humanos es la propia piel. 


¿Como lo diría? Lo malo de los libros de Sergio, es que te los acabas, que los terminas demasiado pronto, te gustaría seguir degustando esas líneas llenas de guiños, referencias culturales, anécdotas y reflexiones. Siempre hace lo mismo, nos cuenta muchas cosas para realmente contarnos otra. La lectura de sus libros, siempre es un paseo de la mano por su mundo, en este caso por su piel y sus sensaciones. Por estas páginas pasa mucha gente, algunos muy conocidos. Me ha encantado encontrarme con Cindy Lauper y su "Girls just  want to have fun", un icono ochentero que descubrí con una cinta de casette grabada, que me mandaron desde USA, hace ya la friolera de 34 años. Siempre que le leo, me sumerjo en la narración y voy descubriendo referencias a otros libros, a otras películas y a otra música, sin que me despiste de esa mirada particular y bonachona de Sergio.  Me ha gustado mucho.

viernes, 29 de mayo de 2020

Pedaladas V 2020


Mayo agoniza entre estas líneas. El mes de las flores, se va entre mascarillas higiénicas, guantes y geles hidroalcohólicos, en fase 2, camino de la desescalada. Deja paso a un mes de junio que nos llevará a encuentros en la tercera fase, nunca un título de película más predictivo que éste, profético.
¿Será un verano sin playas, sin vacaciones?
Se nos está pasando el 2.020 entre acojonados y asombrados, todo va muy rápido y a la vez muy lento, parece que vivamos en una escena de Matrix.
Los cumpleaños no celebrados aguardan su momento, tengo regalos cogiendo polvo en el cajón.  Las comidas familiares esperan también su momento, ya renuncié a la operación bikini mientras me comía la sexta uva de este pasado fin de año.
Los periodistas anuncian, que tras el confinamiento la gente cambiará sus viviendas de 70 metros cuadrados sin terraza, por casoplones en las afueras con jardín y piscina. No sabía que nos iba a tocar a todos la lotería en la fase tercera o que simplemente, es otra de esas mentiras que a base de repetirlas tanto te las acabas creyendo. 
La gente ya no saldrá, se relacionaran de otra manera, lanza también algún gurú a los medios de comunicación. Pero mira por donde, abren las terrazas y la gente se sigue divirtiendo de la misma manera, cervezas, conversaciones, cercanía. Desoyendo los protocolos gubernamentales que nos anuncian que la vida es efímera y frágil y más con ellos al frente. Pero a donde vais insensatos, espetan a las cuadrillas de adolescentes que agrupados, celebran esa primavera que se va y sólo han visto desde sus ventanas. Perder un verano o una primavera con cincuenta años no es plato de gusto, pero hacerlo con dieciséis o dieciocho años es un auténtico drama, una plaga bíblica. Es mucho pedir que estos jóvenes renuncien a la vida, aún con la amenaza de perderla, además desconocemos tanto a este virus, que no está demostrado que ésto sea así (Simón dixit). 
Con esa edad, la muerte es un concepto lejano y abstracto que sólo le pasa a los abuelos y claro, quedan muchos años hasta que ellos peinen canas.
La soberbia de la juventud, de la vida, corriendo a borbotones por esos cuerpos llenos de hormonas y sueños. 
En los peores momentos, los pueblos muestran su verdadera cara, su altura de miras... Ay señor, de nuevo contemplamos las escenas cainitas de las dos Españas que no se toleran, que no se soportan. Sobre el recuerdo de 28.000 muertes siguen los políticos disputándose los despojos de sus verdades, sin importarles si lo hacen sobre los cadáveres todavía calientes o sobre los llantos de los familiares. 
Dudo si nos merecemos o no un gobierno que nos mienta y ni tan siquiera sé, a que gobierno me refiero , si a éste , a los anteriores o a los que vendrán. ¿Alguno hay que no lo haga?¿Se entiende la política sin la mentira y la manipulación?¿Qué hemos hecho para merecer esto los españoles?¿Es una maldición desde el descubrimiento de América?En fin, sea lo que fuere, que no nos pase nada. Ya sabéis quién pagará los platos rotos al final de la fiesta.

martes, 26 de mayo de 2020

Un recuerdo de San Juan de Luz

Tenía por ahí, unos dibujos de mi último viaje a San Juan de Luz hoy les he dado algo de color con acuarelas.
Este ha sido el resultado.







miércoles, 20 de mayo de 2020

Un poema de Jesús Cotta



Recientemente, he adquirido el poemario: "Menos la luna y yo", de Jesús Cotta.
Jesús Cotta mantiene un blog desde hace mucho tiempo, podéis encontrar un enlace al mismo por aquí. Tengo ya de él varios libros, como "las vírgenes prudentes" o algún libro más de poesía. 
Leer su blog es siempre un buen ejercicio, las entradas destilan humanidad y esperanza. Este libro de poesía es una auténtica delicia, también lleno de sentimiento y humanidad.
Siempre es un placer leerle. 
Quería compartir con vosotros un poema del mismo. He elegido el soneto del que, entiendo, toma su nombre el libro.

MENOS LA LUNA Y YO

Me llamó anoche el chopo al agua fría
que el monte derramaba por mi espalda.
Brotaron hojas frescas en su falda
y el agua hizo de mi lo que quería.

Menos la luna y yo todos dormían.
La brisa cimbreaba la cañada.
Por mis piernas trepó la madrugada
y en mi pecho quemaba el mediodía.

Todo me conocía por mi nombre.
La muerte estaba viva. Y al arrullo
de las ranas fluía la cascada.

El agua era más agua y yo más hombre.
La noche era más mía y yo más suyo.
Y el cielo me cabía en la mirada.



lunes, 11 de mayo de 2020

Mis lecturas del principio de 2020.

Mis lecturas de primeros del 2020. Podría titularlo también lecturas en un confinamiento. Pero la verdad, si soy sincero, al contrario de lo que podría parecer, no he leído más por este motivo, lo único ,que me he atrevido a empezar el de Posteguillo de más de 800 páginas, que igual hubiera seguido postergando por voluminoso. Sólo éste libro de las últimas cuitas de Escipión, ha sido el de lectura durante esta crisis sanitaria. Los otros fueron leídos cuando todavía no podíamos imaginarnos que nos sucedería ésto a nosotros. Traigo aquí mis lecturas de esta temporada.



Comencé a leer este libro en los últimos días de diciembre y lo terminé bien avanzado enero. "Anatomía de un instante", de Javier Cercas. El mismo de "soldados de Salamina" y "el impostor". Ambos me gustaron, así que lo lógico era encarar éste, siendo además que el tema del que habla me interesaba mucho. En teoría este libro no es una ficción, es más bien un ensayo, pero yo diría que es más bien una especie de libro de opinión, esboza algunas certidumbres, da muchas opiniones y crea una realidad que no acaba de arrojar mucha luz sobre el golpe de estado del 23 F. Me ha gustado porque muestra realidades de algunos de los principales protagonistas y aporta información a todo lo que ya había leído sobre el tema. 


Al final, dentro de ese ejercicio de opinión concluye con un comparativo con su padre y por extensión de una España que vivió una realidades políticas bien distintas: "Ni yo era mejor que él, ni lo sería ya". Bueno, para incondicionales de Cercas y el que quiera aclaraciones sobre qué paso el 23 F, no las encontrará por aquí. Demasiada opinión para mi gusto.


"Trilogía de la guerra" de Agustín Fernández Mallo. Un autor curioso, para una narración aún más curiosa. Muchas historias entrelazadas, mezcla de muchas cosas, hilos que sigues y al final te los  va encontrando a lo largo de las diferentes narraciones. Varios escenarios que nos cuentan distintas historias que vienen van a lo largo de todo el libro. Una lectura muy trabada, caleidoscópica. Un trabajo muy contemporáneo con una narrativa poética, una rareza. Dividido en tres partes: Libro 1º. Isla de San Simón (Combustibles fósiles). Libro 2º. Estados Unidos de América ( Mickey Mouse ha crecido y ahora es una vaca). Libro 3º. Normandía (Los amos de la noche). Curiosa, novedosa, una rayada interesante. Para iniciados. "La historia nunca es un relato lineal, sino complejo y en red".



"Al mal tiempo, mejor cara", de Barbara Constantine. Una novela optimista, muy fácil de leer, que trata principalmente sobre la solidaridad entre generaciones. Una granja une diferentes personas muy distintas entre sí y con realidades dispares, pero que se acaban necesitando y ayudándose unas a otros. Una arcadia feliz, un canto de optimismo y a la vida. Entretenido y da muy buen rollo. 


Y aquí viene, sin duda la joya de la corona de las lecturas de esta entrada. Un libro de más de 800 páginas, que me echaba para atrás. No podía ser una lectura de playa. ni de piscina, por temas claros de logística, mover un tocho de ese tipo no es cómodo y en casa pues iba eligiendo lecturas más ligeras y que terminaran más rápidamente. Así que sólo ante la perspectiva de este confiadamente me animé a acometer la tercera parte de la trilogía del Africano, "La traición de Roma", de Santiago Posteguillo. La verdad, es que desde el primer momento, la pluma de Santiago me fue llevando entre estas páginas y cuando se terminaron me supieron a poco. Qué bien retrata la vida de la antigua Roma, te hace sentir allí, parece que él mismo haya pisado el foro abarrotado de ciudadanos romanos. Está muy bien escrito, he aprendido un motón de Escipión, de Aníbal y de Roma. Una novela que debería ser el paradigma de lo que es una buena novela histórica. La tensión narrativa se mantiene a lo largo de todo el libro, es una lectura, a pesar de la extensión muy ligera y muy interesante, que es lo que siempre le pido a un buen libro. Es el cierre de la trilogía del Africano, sin duda una obra maestra y sin duda. ésta es la mejor de las tres.


Mis últimas lecturas del 2023 y primera del 2024

 Os traigo,  como ya es mi costumbre, mis últimas lecturas, las de finales del 2023 y estos dos primeros meses de  2024. Han sido bastantes ...