viernes, 30 de agosto de 2019

Mis lecturas del verano 2019

Dicen que optimismo es ir a la playa con un niño pequeño y llevarte un libro para leer. Pues efectivamente me llevé el libro y se volvió sin apenas tocarlo. De nuevo he tenido que ir leyendo de a ratitos pequeños y casi a hurtadillas, pero bueno, sin ser la cantidad de lecturas de otras veces, al menos he disfrutado tres nuevas obras y autores que os traigo por aquí:


 
"Lo raro es vivir", de Carmen Martín Gaite. Después de un artículo que leí en el magazine cultural Jot Down, donde se hacía referencia a la obra de esta escritora, se despertó mi curiosidad. Era un referente de las letras de su época, pero yo no había leído nada de ella, así que sin falta me acerqué a mis libreros de cabecera y me hice con tres de sus libros. Ésta es la primera a la que le he metido el diente. Me gustó, quizás un poco peculiar, me costó cogerle el punto, lenta, pero profunda y humana. Trata sobre la crisis existencial de una treintañera, su madre acaba de morir y los recuerdos se desbordan igual que lo hace su propia vida. 
Frases para recordar como ésta:

¿Verdad que cuando nos conocimos te gusté porque divagaba y cosía la verdad con hilos de mentira?".
Me ha gustado y aguardan dos libros más en la cola de lectura. Un delito no haberla leído antes.



"Escritores y escrituras" de José Luís Melero. Fue éste el único capricho que me di en el pasado día del libro, 23 de abril.

Me lo dedicó el autor, una dedicatoria digna de enmarcar, florida y churrigueresca, ya le comenté: "Esto es una dedicatoria y lo demás tonterías". Nos reímos los dos  del comentario. Había leído algún artículo de él, es un conocido "cultureta" de Zaragoza, pero no había leído, ni comprado ningún libro completo suyo. Es un conocido bibliófilo y tienes cientos de anécdotas sobre folclore, artistas, personas relevantes de la historia aragonesa y una tupida cultura con la que deleita a sus lectores. Este "Escritores y escritura" es eso, un anecdotario de diferentes figuras de las letras y la cultura, también recopilación de artículos de opinión que se escribieron como recordatorios o con motivo de alguna celebración concreta. Es las diferentes páginas se van desgranando múltiples historias relacionadas con libros, artistas diversos, vivencias del autor. Muy entretenido, muy cómodo de leer y sin duda alguna recomendable. Más leeré de Melero.
 

 
 
Y la guinda del pastel para éste. Fue una recomendación, de las primeras, que nos hizo Sergio del Molino en uno de sus talleres de lectura. De aquí sacamos y trabajamos por ejemplo el concepto de "Mcguffin". Es un libro que se hace algo pesado. El formato es que Trufaut entrevista a Hitchcock y van repasando la filmografía de este último. Va revelando sus impresiones de las obras, la adecuación o no del elenco de autores y los detalles que han hecho de muchas de sus películas obras maestras. Como decía Sergio, no es un libro solo de cine, si no que hablan de como contar cosas, de como narrarlas, como fijar la atención en unas u otras cosas para conseguir el efecto deseado en este caso en el espectador y en otros casos en el lector. 
Lectura densa, aunque desde luego muy interesante. Sólo para iniciados.

martes, 20 de agosto de 2019

El "veraneo" es una cosa muy seria.



Comenzaremos definiendo claramente el concepto de "veraneo". Entiendo que no es otra cosa que ese periodo de entre quince días y un mes, los meses de entre junio y septiembre, donde el españolito de a pie se toma sus merecidas vacaciones, después de meses de madrugones, esfuerzos y sinsabores.
El veraneo tiene su historia y por tanto su evolución. Pasó, de centrarse en un mes de agosto, donde todo se paralizaba,  a repartirse por los diferentes meses estivales. Igualmente, pasó del mes completo, a irse reduciendo hasta los quince días e incluso la semana, para permitir viajar en otras épocas del año a destinos más sofisticados.
El veraneo tradicionalmente buscaba un destino de sombrilla y playa, esto también va cambiando, cada vez más gente aprovecha para hacer viajes largos, saltar el charco o perderse por el continente asiático.
Mi opción ha sido la más castiza, costa cercana y sin más rutina que playita, paella, siesta y de nuevo playita, comer y dormir en un bucle constante durante diez brevísimos días.
Si de algo me he dado cuenta y he sido consciente en esta semana playera, es que como reza el título de esta entrada, el "veraneo" es algo muy serio. Me explicaré:
No soy, de normal, de esos que pegan la oreja en conversaciones ajenas, pero hay veces, y a vosotros os pasará igual, que no puedes dejar de escuchar un dialogo o parte del mismo, que de manera espontánea capta tu interés y de forma disimulada lo sigues en incluso te apetece intervenir, a veces hasta haces comentario a tu acompañante sobre lo que escuchas en la otra mesa. Pues bien, durante el año vas captando conversaciones aquí y allá, en entornos profesionales, en la calle, en el gimnasio, etc. y por lo general se habla de banalidades, del fútbol, del fin de semana, de gastronomía o de donde vas a ir de viaje o de vacaciones, como mucho sobre la última serie que has visto. Sin embargo durante este periodo veraniego, las conversaciones que he escuchado no eran para nada ligeras, al contrario, eran trascendentes, sesudas, de calado, sobre las pensiones y la vida después de la jubilación, sobre las elecciones en la universidad y el futuro más inmediato, las relaciones entre familia y pareja, alquilar o comprar o el coste de los artículos de primera necesidad, incluso sobre el propio sentido de la vida .
Me daba la sensación que ese momento de relax, donde dejamos aparcadas nuestras obligaciones, prisas y rutinas es cuando el hombre reflexiona con profundidad, ese manido: hacia donde vamos y de donde venimos. Donde tiene tiempo para evaluar su entorno, su existencia y surgen esas reflexiones y pensamientos que durante el día a día, del resto del ocupado año, se quedan en un rincón de nuestra mente dejando paso a otras cosas. Un momento para planificar nuestras próximas acciones, o para sopesar las pasadas y marcar una nueva ruta, una nueva dirección.  Me da la sensación de que bajo el refugio de las sobrillas multicolores, se marcan más líneas estratégicas, que en muchos consejos de ministros o mesas de administración.
 

miércoles, 7 de agosto de 2019

Vacaciones en el mar.


Quién me iba a decir a mi, nacido en la España interior, aún más, nacido en la España vacía, que surcaría el Mediterráneo cual pirata berberisco, acechando y desembarcando en los puertos de Nápoles (ahhh la bella Italia), Civitavequia, Livorno y Villafrache . Pero así ha sido este verano. La familia en pleno hemos disfrutado de un crucero por el mediterráneo más cercano.
Hemos visitado lugares cargados de historia, navegado por donde ya lo hicieron los fenicios, Aníbal y los cartagineses, por supuesto las águilas romanas,  la flota aragonesa y más recientemente hasta la sexta flota.
Era impresionante estar rodeado completamente de agua, llegar a los puertos o alejarse de ellos, mientras la popa iba dejando una estela plateada a su paso. Los atardeceres, con el cielo empeñado en parecerse a un tequila "sunrise". O desembarcar estando el barco fondeado en una bahía y dirigiéndonos a tierra con una embarcación más pequeña, sintiendo el batir de las olas en el pequeño casco y acercándote a la costa salpicada de bonitas casas de colores. En ese momentos no desearías irte de allí nunca, querrías mudarte a vivir asomado a alguno de esos balcones orientados al Mediterráneo, observando cada cierto tiempo, como enormes cruceros, desembarcar a floreados turistas que miran estupefactos y con envidia, las fachadas de las casas desde las que observas.

 

Todo eso, en relación de las sensaciones de navegar y aproximarte a la costa. Si ya hablamos del lujo asiático del interior de estos barcos, el buffet, la barra libre, la cantidad de actividades de todo tipo, el casino, la comodidad de viajar en una autocaravana flotante, donde te movías pero sin moverte, sin hacer/deshacer maletas y con una extensa tripulación a tu servicio, presta a satisfacer cualquier demanda que les hicieras, desde un mojito, pasando por unas olivas gordales, un "destornillador", o una piña colada. Vamos: el paraíso en la Tierra, o mejor dicho en el agua.
Por una semana vivimos como auténticos "pachas", aristócratas del mar, niños consentidos, con la única preocupación y responsabilidad de elegir correctamente el segundo plato del menú.

Mis últimas lecturas del 2023 y primera del 2024

 Os traigo,  como ya es mi costumbre, mis últimas lecturas, las de finales del 2023 y estos dos primeros meses de  2024. Han sido bastantes ...