jueves, 29 de noviembre de 2018

Mis lecturas de otoño 2018


Estos últimos meses, la entrada del otoño, que no del frío, que apenas se asoma tímido y juguetón; me ha cundido bastante. Como decía aquel: confieso que he leído.
Como dirían algún hobbit, no he leído ni la mitad de la mitad de lo que me hubiera gustado leer, pero he leído y además he descubierto un nuevo autor que me ha sorprendido y gustado: Eloy Moreno.
Ahora estoy con un clasicazo, pero aún no lo he terminado, para la próxima entrada de lecturas, que ya será en diciembre o quizás, para el 2.019.
Comienzo con mis lecturas otoñales:
 
 
"Lo que encontré bajo el sofá", de Eloy Moreno. Una joven profesora tiene que cubrir una suplencia en Toledo. Hasta allí se desplaza con su hija pequeña, dejando al marido guardando su ausencia. Toledo se revelará como una ciudad misteriosa y la arrastrará en una serie de acontecimientos donde se cruzará con diferentes personajes que interaccionaran de una manera u otra con su historia. Magníficamente construida, con miradas constantes a diferentes focos que a su vez van construyendo el entorno, tramas paralelas. Me encantó. Me gustó tanto que busqué sin falta otro libro suyo, la que fue su primera obra publicada.
 
 
"El bolígrafo de gel verde", de también Eloy Moreno. Dicen que el autor auto publicó esta novela y se recorrió España con sus libros, hasta que los lectores le hicieron tanto caso que una editorial decidió publicárselo. Una novela que ha tenido dos vidas. En este libro descubrimos un protagonista cercano y que no acaba de encontrarse cómodo con lo que le pasa en su vida. Una pequeña obsesión, con un bolígrafo, le lleva a meterse en tribulaciones que tendrán consecuencias insospechadas. Una novela que habla de la crisis, de los méritos, de la vida, de relaciones tanto en el trabajo como entre amigos y con la pareja. Trepidante, sorprendente, no me decepcionó para nada. Un autor desde luego para tener muy en cuenta.
 
 
"Ordesa" de Manuel Vilas. Un libro descarnado, duro y a la vez lleno de emotividad y sentimientos. Un escritor a los pies de los caballos de sus aciertos y sus errores, de la relación con sus padres, con sus hijos, con la bebida, con sus neuras, con su forma de ganarse la vida, . Una de las cosas en la que nos hacían especial hincapié, es que el escritor no puede escribir para ensalzarse, si no que al contrario, cuando más evidenciara su débil naturaleza y sus problemas, más auténtico era y más conectaba con el lector. Desde luego Manuel Vilas, no se deja nada, se da caña de la buena, para mi gusto hasta demasiada, se podía lanzar algún flor, tratar más benévolamente. El libro me lo he leído muy rápido, para mi, siempre un buen indicador. Desde luego muy diferente de otras lecturas a las que acostumbro.
 
 
"Lugares fuera de sitio", de Sergio del Molino. Un nuevo ensayo, que algunos califican de continuación de "La España vacía". De nuevo Sergio nos cuenta muchas cosa, que nos van perfilando otras muchas y diferentes. Un recorrido por las esquinas dobladas del mapa patrio. Donde nos muestras esas rarezas cartográficas, su origen, su esencia, su realidad. Una lectura amena, interesante, donde, como en tantas obras de Sergio, salimos aprendiendo algo nuevo.

martes, 27 de noviembre de 2018

No es tarde


Nunca es tarde para empezar de cero,
para quemar los barcos,
para que alguien te diga:
-Yo sólo puedo estar contigo o contra mí.

Nunca es tarde para cortar la cuerda,
para volver a echar las campanas al vuelo,
para beber de ese agua que no ibas a beber.

Nunca es tarde para romper con todo,
para dejar de ser un hombre que no pueda
permitirse un pasado.

Y además
es tan fácil:
llega María, acaba el invierno, sale el sol,
la nieve llora lágrimas de gigante vencido
y de pronto la puerta no es un error del muro
y la calma no es cal viva en el alma
y mis llaves no cierran y abren una prisión.

Es así, tan sencillo de explicar: -Ya no es tarde,
y si antes escribía para poder vivir,
ahora
quiero vivir
para contarlo.

Benjamín Prado.

viernes, 23 de noviembre de 2018

Pedaladas VII. 2018




Se nos va, se nos va irremediablemente. El año se nos va y yo llevo un porrón de días sin escribir ni una línea. Estoy más atacado que la Estrella de la Muerte. Tengo la agenda más apretada que los tornillos de un submarino. Más quemado que la moto de un hippy. Más agobiado que Marco el día de la madre. Pero bueno, así y todo hay que hacer un poder y traer por aquí unas pedaladas que serán o las últimas o de las últimas del año.
Tengo en la cola de impresión una entrada sobre las lecturas de este otoño. Me ha cundido, además libros muy interesantes, en breve, antes de final de año la traigo por aquí, aún en la situación descrita anteriormente.
Hace un par de semanas estuve por Francia, de trabajo, pero pude aprovechar un día para visitar la región del Somme. Lugar conocido por la terrible batalla de la I Guerra Mundial. Bueno realmente allí, estuvieron tres años seguidos combatiendo, siendo aquellos campos ondulados la tumba de más de un millón  de soldados. Visité varios museos, trincheras, mausoleos, recordatorios, monolitos, etc. Coincidía además, que se conmemoraba el centenario del armisticio justo el fin de semana que estuve yo, el 11 de noviembre.
Viendo aquellos sitios, te puedes hacer una idea terrible, de la magnitud del desastre. De la carnicería, del horror, del absurdo. Aquellos campos de Francia, que fueron la tumba de la juventud y la risa de aquella Europa.
Esas cruces, esos panteones, todo aquello  no sirvió como algo disuasorio algunos años después, para evitar otra guerra de nuevo a escala mundial y que se cebó de nuevo en la vieja Europa.
Impresiona conocer los lugares, pasearte por los cráteres de las minas, por los refugios, la catedral de Arras, los pueblos que estaban en uno y otro bando Hoy haces kilómetros por allí sin problema, a los ingleses les costó avanzar 900 metros meses y miles de muertos, para luego desandar lo avanzado.
Tremendo, la humanidad en su máxima locura. La sin razón, la soberbia de la ignorancia, los afanes expansionistas, coloniales, más soberbia, más codicia, más locura. Una guerra producida especialmente por el afán belicista de todos los contendientes. Que dura fue luego la realidad, que terribles las nuevas heridas, los nuevos instrumentos de matar. ¡Qué ciegos!
Una lección que además no enseñó nada, en pocas décadas, de nuevo Europa se desangraría.
¿Podemos decir que ahora hemos aprendido la lección? Me gustaría pensar que si, pero algunos argumentos supremacistas, étnicos y nacionalistas que enviaron a generaciones enteras al horror de la guerra, se siguen utilizando en conflictos menores, o eso nos parece. Que el fuego no encuentre lugar donde prender, no quiere decir que no sea una imprudencia o una temeridad por si mismo. Si los políticos y próceres, avivan las llamas del odio y de la violencia, sólo nos queda  a los ciudadanos normales, rezar y pedir por que no encuentren la mecha que haga detonar la sociedad del bienestar, la tolerancia, el bien común.
Los políticos que agitan la antorcha a la menor oportunidad, deberían volver la vista atrás y reflexionar.
 

Mis últimas lecturas del 2023 y primera del 2024

 Os traigo,  como ya es mi costumbre, mis últimas lecturas, las de finales del 2023 y estos dos primeros meses de  2024. Han sido bastantes ...