lunes, 29 de junio de 2020

PEDALADAS VI 2020



Este recién pasado fin de semana, fue el primero en que hubo total movilidad dentro del territorio español. Saturación en las salidas y entradas de las grandes ciudades, zonas de playa abarrotadas, ya no te digo nada de las terrazas o de las rebajas. Conclusión: no hemos aprendido nada y además nos la trae al pairo. Aquello de que el mejor regalo de la memoria es el olvido. Pues ahí está el hecho, la mayor y total amnesia colectiva de este siglo XXI.
Yo, estos días he andado revuelto, no por temas macros, como la economía o el tema covid-19, si no más bien por temas micro e internos. El trabajo inmediato, temas personales, futuro de los hijos, a donde vamos, de donde venimos, estamos solos en la galaxia, qué sentido tiene el nihilismo existencial, porqué no se le echa cebolla a la paella, las vacaciones más inmediatas y las posteriores, los hoteles, apartamentos y ese equilibrio entre tengo que ahorrar y que sólo se vive una vez. Es decir un sin vivir, un desasosiego vital, una falta de identidad, la búsqueda de la asertividad  y en ultima instancia la llegada al nirvana de la ataraxia. Vamos en resumen: una semana de mierrrrrdaaaaaaa!!!
El verano llegaba el día 20, con el solsticio,  así que volviendo a un tema recurrente, ya tenemos el veranito aquí. Aquel al que despedimos hace unos meses con tanto pesar y las ganas terrible de que volviera. Pero este año 2.020 no es un año al uso. ¿Alguien lo duda a estas alturas de le feria? Y este verano está aquí, pero con ganas de tocar las pelotas. Eso de, sí, llego, pero, olvídate de unas vacaciones al uso, dale caña a los hidrogeles, a las mascarillas y ojo que vengo con un rebrote en la zona del bajo Aragón y de la comarca de la Litera, que para qué las prisas. No habrá paz para los mortales. Así que no sabes si coger ese apartamento en la playa o si ir a la piscina, o no hacer nada, o si, o quizás sólo unos días o si realmente estoy llevando la vida que me gustaría llevar o no queda otro remedio y te jodes. El mundo es un pozo de desasosiego.
Así que he aparcado durante un tiempo la bici, me he sentado frente al mar, mientras la brisa me acariciaba la frente y la sal me trasladaba a universos de galeones y piratas. He mirado hacia el horizonte esperando una señal, un camino por el que transitar. He escudriñado, he estirado el cuello y hecho visera con las manos, para mitigar lo rayos del sol en mis ojos y he pasado un rato así. He sacado mi móvil y al ver la hora, me he dicho: Ostras, que tarde es, hora de volver a casa. Hoy es el primer día de piscina del peque y no me lo perdería por nada del mundo. 

viernes, 19 de junio de 2020

Mis lecturas del final de la primavera de 2.020



"Saber perder" de David Trueba. La novela está basada en cuatro personajes que soportan el peso narrativo. Cuatro personajes que desarrollan su propia historia y que a la vez interacciona entre ellos. Leandro, que cuida de su mujer enferma Aurora, en palabras del autor: "Tiempo, precisamente es lo que no tiene Leandro. Vive una época...cuando casi nada se construye y todo se derrumba". Santiago, el hijo de Leandro y sus cuitas con Pilar y Daniela. Ariel Burano joven promesa del fútbol argentino que viene a jugar en el principal equipo de la ciudad y que un día atropella a Sylvia, hija de Santiago y Pilar  y nieta de Leandro. Estos son los mimbres de esta grandísima novela. Trueba reivindica la maravillosa aventura de vivir. Me ha encantado, es una novela extensa, de más de 400 páginas, pero que te lleva. Muy buena. Me ha encantado el estilo narrativo, no hay un solo diálogo barrado en todo el texto. Me encanta como encara los personajes, la forma de contarlo. Sin duda muy recomendable.



"Un viejo que leía novelas de amor", de Luis Sepúlveda. Llegué a este autor, por mediación del blog: "el chico de la Consuelo", donde citaba y comentaba, los títulos del mismo, del cual no conocía nada. Por eso me he puesto a leer alguna cosa de él. La primera es ésta. Narra la búsqueda, en una perdida aldea amazónica, de un gran felino (un tigrillo) que ha matado a un americano. Es corta, ligera y me ha encantado. Directa y concisa, te lleva a aquella selva y a aquellas personas. Un viaje perfecto.


"La pintura como pasatiempo", del mismísimo Winston Churchill. Un libro diminuto, con las reflexiones del propio Churchill de la que fue una de sus mayores pasiones: la pintura. Le servía para desconectar y relajarse. Se aficionó tardíamente, antes de los cuarenta no había cogido un pincel, pero luego le acompañó el resto de su vida. Empezó en un momento muy complicado de su carrera, tras el desastre de Gallipolli. Le sirvió de vía de escape, para ordenar sus ideas y calmar su ánimo. Él la definía como una experiencia extraordinaria y muy enriquecedora.

 
Como curiosidad, recientemente se vendió uno de sus cuadros por una auténtica fortuna. Llegó a pintar más de quinientos. En algún blog de pintura, lo han alabado, diciendo que debería ser lectura obligatoria en todas las escuelas de arte. No llego a ese extremo, pero me ha gustado. Extremadamente breve, apenas cincuenta páginas y a la vez muy interesante. 


"El factor Churchill", de Boris Johnson. Mientras me espera en una estantería, una de la biografías más reciente de Winston Churchill, escrita por Andrew Robert, con más de 1.300 páginas, acometí por pura ansia viva, este libro, más ligero, escrito por el actual primer ministro británico, también todo un figura. Así que me despertaba la curiosidad por partida doble, por el personaje centro del mismo y por el personaje que escribe el libro, periodista que ha tenido una meteórica carrera política, pasando de ser alcalde de Londres y una de las figuras más prominentes a favor del brexit, a ser primer ministro.  En el libro retrata a un hombre, cuyas principales virtudes fueron la valentía, su incombustible presencia y su espíritu sin desánimo que le permitía resurgir cual ave Fenix de los reveses que tuvo, que no fueron pocos. Una persona que fue capaz de cambiar el rumbo de la cosas, con sus monstruos y sus miedos, sus grandezas y sus miserias, pero que siempre fue dueño de su paso por esta vida. Trabajador, prolífico, inquieto, nobel de literatura, un portento, todo corazón, todo acción. Desde luego que todo un ejemplo. Johson nos aproxima maravillosamente a la figura de este estadista, de este hombre de estado que fue protagonista de su tiempo. Magnífica lectura. El libro está plagado de anécdotas, citas (el libro de la pintura como pasatiempo, sin ir más lejos), con un estilo cercano, incluso en ocasiones con cierto compadreo. 



"La piel", de Sergio del Molino. Recién salido del horno y ayer anunciaba su autor que ya iban por la tercera edición. Sería ventajista y fácil decir aquello de que en este libro, su autor se deja la piel. O traer aquella figura, de que lo más profundo de algunos seres humanos es la propia piel. 


¿Como lo diría? Lo malo de los libros de Sergio, es que te los acabas, que los terminas demasiado pronto, te gustaría seguir degustando esas líneas llenas de guiños, referencias culturales, anécdotas y reflexiones. Siempre hace lo mismo, nos cuenta muchas cosas para realmente contarnos otra. La lectura de sus libros, siempre es un paseo de la mano por su mundo, en este caso por su piel y sus sensaciones. Por estas páginas pasa mucha gente, algunos muy conocidos. Me ha encantado encontrarme con Cindy Lauper y su "Girls just  want to have fun", un icono ochentero que descubrí con una cinta de casette grabada, que me mandaron desde USA, hace ya la friolera de 34 años. Siempre que le leo, me sumerjo en la narración y voy descubriendo referencias a otros libros, a otras películas y a otra música, sin que me despiste de esa mirada particular y bonachona de Sergio.  Me ha gustado mucho.

Mis últimas lecturas del 2023 y primera del 2024

 Os traigo,  como ya es mi costumbre, mis últimas lecturas, las de finales del 2023 y estos dos primeros meses de  2024. Han sido bastantes ...