Termina noviembre. Las navidades están a la vuelta de la esquina. Como todo lo de este año, se anuncian raras, extrañas, aún sin tener claras las restricciones a las que nos veremos sometidos. Mientras, el Black friday atesta los diferentes centros comerciales y tiendas de mi ciudad. La estupidez humana no tiene traslado. Nuestro sino es consumir, los descuentos del 20% (no más diferentes, de los que nos encontraremos en unos días, en las rebajas de enero), lanzan a la gente a las superficies comerciales buscando algo que aun no saben porqué, necesitan desesperadamente. Si no gastamos, que sentido tiene trabajar. Gastemos más y así trabajaremos a gusto todo el día. La tan nombrada rueda del hamster. El sistema nos quiere endeudados, consumidores insaciables, avocados a trabajar de sol a sol, para comprarnos las zapatillas de moda, la play último modelo y la sudadera que recomienda el influencer de turno.
¿Pero quién es el sistema?¿Un señor de Murcia?¿Unos encapuchados en torno a una mesa de mármol, confabulando contra los pobres trabajadores?¿Los mercados financieros?¿Los mercados en general?¿En particular?
¿Pero quién son los mercados?¿Los húmedos del continente asiático, que venden pangolines como quién vende longaniza de Monreal?¿O los que manejan el Ibex, Walkstreet o el Nasdaq?¿Los de barrio?
No se como será el 2021, pero desde luego y con perdón, el 2020 me tiene hasta la po...
De momento que le den a las dos ruedas, pedaladas incluidas.
No quiero empezar a desgranar mi 2020, ni lo que me gustaría para 2021. Ya habrá tiempo, y si no que más dará, al final, toca surfear, coger la ola cuando se pueda y cuando no, bracear para ponernos en posición.
Que la cosa no vaya a peor, aquello de virgencita que me quede como estoy.
Que no nos falte ese trabajo que nos hace ir de rebajas y desear lo superfluo.
No pienso ser el que predique en el desierto, ni aquel que diga hacer lo que yo os digo, pero no lo que yo hago. Uno tiene sus debilidades, lo confieso, sí lo sé, que tire la primera piedra el que esté libre de pecado. No seré yo, no seré yo quien abandere a los desencantados de la sociedad, ni a los parias de la sociedad de consumo, ni a los auto productores. Al fin de cuentas, lo tengo que confesar, tengo que decirlo, yo también lo hago, yo también compro en Amazon.
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