En estos meses, que definiré convulsos y soy generoso, he dedicado menos tiempo, de lo que me gustaría a leer. Para mi unas vacaciones ideales, concretando, un verano ideal, sería desde la hamaca de la playa con el libro, a la terracita con el libro, de nuevo a la hamaca y vuelta a la terracita, desgranando lecturas ligeras y/o profundas que te evadan de la arena que se cuela entre los dedos de tus pies, mientras escuchas de fondo el batir de la olas.
"Nunca hemos sido los guapos del barrio", de Javier León Herrera.
Cuatro décadas de historia, canciones y anécdotas del grupo más popular del pop-rock español, Hombres G. Fue mi primer concierto, en Teruel, allá por el verano de 1985 y uno de mis últimos, en Zaragoza octubre de 2015.
Es un libro que te lleva a ora época, como el documental de Héroes del Silencio de Netflix. Esa realidad que te cuentan en el libro y que te relatan en el documental, ya no existe. Las mató el 4G, el Tic-toc, el ipad, y otros muchos elementos que hacen que aquello, solo pueda volver a darse en el terreno del recuerdo. Ni existe la Zaragoza de los Héroes, ni el Madrid de Hombres G. Ni sus fans viven las vidas que vivían cuando escuchaban sus primeros discos.
La música de Hombres G, me acompañó en mi adolescencia y buena parte de mi juventud. De ellos son algunos de los himnos que cantaba a voz en grito la generación X.
El libro es un recorrido por su historia, por sus hitos, por sus anécdotas y en cierto modo, es un poco también la historia de los que vivimos esos años, desde luego no de la manera alocada y exitosa de ellos, pero sí también vivimos nuestra juventud y nuestras historietas. Quién no vistió en su día un Levis 501 o una sudadera de nudos o amarras.
En resumen un libro que nos acerca a la historia de Hombres G, nos ayuda a conocer más a sus integrantes, gracias a eso, por ejemplo, David Summers, me cae mejor ahora que antes.
Una lectura que me ha trasladado a otra época, donde me hubiera gustado acompañarles en alguna de esas giras interminables o esos macro conciertos en Méjico. A mi me ha encantado y he disfrutado cada una de sus páginas, de sus recuerdos y sus fotos.
"Flashman a la conquista de Abisinia". George Mc Donald Frasser. Esta era una deuda pendiente. De las trece novelas que componen la colección completa las había leído todas, salvo este libro, que aguardaba en los anaqueles aún con su ligero celofán cubriéndolo. De nuevo ese antihéroe del imperio británico Victoriano, con sus grandes patillas, nos traslada al centro de la acción, de la que siempre, a pesar de ser un patán, sale de la mejor de las maneras, en este caso nada más y nada menos que al centro de África, en Abisinia. Estos libros nunca defraudan, lástima que su autor, Sir George no haya sobrevivido a su personaje y nos haya privado de más aventuras de este granuja.
"Irse de casa", de Carmen Martín Gaite. Comencé a leer y no entendía nada, parecía que se daban cosas por supuestas en la historia, que ésta estaba algo incompleta. Pero, oh, milagrosamente, en el transcurrir de sus páginas, la novela se va ensamblando capítulo a capítulo, los personajes se van haciendo reconocibles, van interaccionando entre ellos de manera intermitente y al final, disfrutas con la escritura de esta descomunal Carmen Gaite.
Aquí algunas perlas de este libro, que tiene frases que parecen más poesía que otra cosa:
el tiempo comenzó a latir a tropezones
...se le cuajaba en una mirada de alta mar
...Estaba resbalando por la pendiente de un discurso rutinario...
Albergue de ídolos rotos...
La geografía del tiempo está surcado por caminos de memoria y grutas de olvido. En las grutas se esconde Amparo niña".
"Feria" de Ana Iris Simón. Esta novela llegó a mis manos por recomendación de Sergio del Molino, del que siempre digo que es un gran agitador cultural y hace brotar inquietudes y curiosidad por libros, series, pelis y demás. Bueno, pues una de esos comentarios que excitaron mi curiosidad, era el de este libro y la verdad es que no ha defraudado las expectativas puestas en él. De hecho os recomiendo encarecidamente su lectura, es una de las lecturas más frescas que he leído últimamente.
Dice cosas que todos hemos pensado en alguna ocasión. De hecho, le sacó los colores al mismísimo Sanchez, por mostrar una realidad de los jóvenes, de las parejas jóvenes que dista mucho de la versión oficial del ministerio de Igualdad y otras mamandurrias. Por supuesto, al discrepar del pensamiento único la pusieron de vuelta y media, pero es lo que hay, al que le ofenda la verdad ya sabe cuál es el remedio. Aquello de: "Tengo envidia de la vida que tenían nuestros padres"
Es una novela tierna, divertida, repleta de sentido común y de continuos guiños. Habla de sus padres con desparpajo y un cariño infinito. Los admira, al igual que trae sus recuerdos de familia, de la "sede", la sala donde celebraban sus reuniones familiares. Dice de su padre que era un gran "relatista", que le enseño a mirar, que ellos vivían en los relatos. Habla de sus abuelos feriantes. De sus abuelas, María Cruz y María solo. De Simones, Bisuteros, de la familia postal, de creencias, de recuerdos, con un lenguajes de la tierra, de como comer bien una gachada, un caldereta.
Nos traslada a la Mancha, al campo de Criptana, a su infancia, en cierto modos a la de tantos.
Lo dicho, no os la perdáis, está genial. Se me hizo muy corta.
"Llévame a casa" de Jesús Carrasco. Mi relación con este autor es de cierto amor/odio, amordio, porque escribe de maravilla, pero a veces me cuesta infinito, además el tema de este libro me echaba un poco para atrás, pero al final, un regalo me lo trajo hasta mí.
Esta novela también nos traslada a un mundo infantil, en alguno de esos lugares lejos de las grandes urbes, esos recuerdos de la vida en el pueblo. Vida que Juan, el protagonista abandona, por una existencia mediocre en Edimburgo, pero lejos de su padre y de las servidumbres de una limitada vida.
Muere el padre y debe volver a su entierro. Su hermana Isabel le hace responsable de los cuidados de su madre, con un comienzo de Alzeimer.
No le queda más remedio que volver a la relación con los antiguos amigos, de retomar su trabajo en la fábrica de puertas de su padre, de volver a coger el pulso a una vida de la que pretendió huir, en cuanto se le brindó la ocasión.
La verdad es que toda está contado con una delicadeza, un cuidado y una maestría tremenda, donde vemos a través de los ojos de Juan y llegamos a sentirnos como lo hace él.
La verdad me ha gustado y desde luego Jesús Carrasco, tanto con esta novela como con las anteriores, ocupa un puesto más que relevante en la literatura actual.
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