jueves, 25 de noviembre de 2021

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Como cantaban Les Luthiers: "los jóvenes de hoy en día..." y hasta ahí la cita; no sabrán lo que eran los prefijos telefónicos, cuando la telefonía era analógica, cableada y con una ruedecita que giraba mientras marcábamos el conjunto de números de nuestro interlocutor. Cuando si había dos teléfonos en casa y decolgabas mientras estaban hablando, podías ser testigo de la conversación. Cuando el cable te ataba a lugar donde estuviera colocado el teléfono, las más de las veces en el recibidor de la casa. Donde cuando llamabas a casa de una chica, te podía descolgar su padre, su hermano, la abuela o cualquier otra persona, a la que tenias que explicarle quién eras y porqué querías hablar con fulanita. Eso era echarle huevos a las relaciones y lo demás tonterías.
Por ese motivo, tampoco entenderán el comienzo de la canción de Hombre G "la carretera". Arranca con la frase: "Me paso la vida marcando el 91...", indicando que estaba todo el día fuera de Madrid, en gira con los conciertos que les llevaban por toda España y que para hablar con su chica tenía que marcar ese prefijo de Madrid, que era el 91, el de Teruel era el 978, el de Zaragoza el 976 y así sucesivamente para cada una de las provincias de España. 
Llegó la telefónica móvil, internet y nuestra forma de relacionarnos, quedar, ligar, trabajar y en definitiva vivir, cambiaron de manera radical. 
Era una época en la que conocíamos los teléfonos de  nuestros abuelos, de nuestra casa, de lo  amigos, los teníamos todos perfectamente memorizados, yo todavía tengo guardados en mi disco duro alguno de aquellos números que marcaba con más asiduidad, cuando llamábamos las tardes de los domingos, o las tardes antes del fin de semana, desgranado las monedas que llevábamos para mantener la conversación.
 El número que encabeza esta entrada era el número de mi casa de Teruel. Al que llamaba por ejemplo mi primo cuando quería gastarme una broma el día de los Santos Inocentes. 60 31 38, hoy estará en el limbo de los números buenos. Hoy no tengo memorizado ningún teléfono al que llamo, para eso esta la memoria de mi móvil. Si me quedara sin él, sería incapaz de llamar a nadie para que viniera a echarme una mano, sólo quizás al teléfono fijo de mi trabajo
Cuando estábamos fuera de casa, las cabinas era el único cordón umbilical que nos mantenía unido al cariño de los nuestros. Eran albaceas de nuestros afectos, testigos de nuestro caminar por las ciudades y hasta protagonistas de películas.
"Me paso la vida marcando un 91...".
Os dejo la canción "la carretera" de Hombres G.


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