Viendo películas heroicas, con protagonistas que entregan su vida y todo lo que tienen por un ideal, restaña el grito de: "Ni un paso atrás...", mientras aprietan los dientes y afianzan sus pies en el suelo para aguantar la acometida del enemigo.
Nosotros, los que nos levantamos todos los días y hacemos no siempre, o no nunca, lo que nos gusta, pero cumplimos con la tarea impuesta, con nuestras obligaciones, aunque no sean estas nuestra tarea preferida; todos los que hacemos eso, somos héroes. Pero al contrario de lo que se grita en las películas, a veces, un paso atrás, nos permite seguir en la batalla del día siguiente, no romper filas y acometer las dificultades y las agresiones sin salir en desbandada.
Como bien dicen, una retirada a tiempo es una victoria. Conocer y dosificar tus fuerzas es inteligente, el que huye en un momento determinado, batalla al día siguiente, sin desfondarse, sin golpearse contra un muro imposible.
A veces un paso atrás, nos permite tomar impulso, ver las cosas en perspectiva y tener claro cual debe el siguiente movimiento.
Me comentaban ayer que el cuerpo es un instrumento vehicular que nos permite hacer cosas, pero que no puede ser un fin en si mismo. Hay que cuidarlo y también darle sus tiempos y porqué no, sus caprichos, de vez en cuando. Darle descanso cuando lo necesita y una planificación de hacia donde debe dirigir sus esfuerzos. No podemos, ni debemos desfondarnos, ni tirar la toalla, porque la tarea se nos presente inconmensurable y titánica, como decía Baltasar Gracián: "Hay que comenzar lo fácil como si fuera difícil y lo difícil como si fuera fácil, para no confiarse ni desanimarse".
También hay que saber buscar y respetar los tiempos, no se puede estar continuamente en tensión y atenazado, al igual que no se puede estar en una continua indolencia.
Un paso atrás nos permite relajar la tensión, disfrutar el momento y coger fuerzas.
Un paso atrás...AUUUU!!!!
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