Estos dos meses de mayo y junio, he tenido el placer de leer algunos de los mejores libros que han caído en mis manos en estos últimos tiempos.
"La tierra que pisamos". Jesús Carrasco. La literatura de Jesús Carrasco, tiene algo inquietante, nos traslada de nuevo, al igual que con su novela "Intemperie", a un mundo rural. Pero también de nuevo, nos descubre un ambiente sofocante, asfixiante, donde "se masca la tragedia". Carrasco nos describe un mundo inexistente, irreal, una ucronía desquiciante, donde describe, eso sí unos comportamientos que no son, para desgracia de la humanidad, irreales. Nos mantiene en una densa atmosfera, donde esperamos que de un momento a otro ocurra el desastre.
"X". Risto Mejide. Como viene siendo habitual en el, un libro en el que encontramos muchos terrenos comunes, clichés sin fin, frases hechas. Pero entretenido, fácil de leer y que de vez en cuando te sientes aludido, diciendo, vaya eso es lo que me pasa a mi, o eso es lo que yo pienso. Que le vamos a hacer, a mi Risto me parece brillante. No hace literatura, es un comunicador y lo hace bien. A mi me vale.
"El bar de las grandes esperanzas". J. R. Moehringer. Me ha encantado, he disfrutado del libro de principio a fin. En muchas ocasiones me he sorprendido riéndome de las situaciones descritas, como si yo mismo estuviera apoyado en la barra de madera maciza del Publicans y fuera testigo de excepción. Una gran historia hecha de historias, una gran novela, una obra de arte.
"La hora violeta". de Sergio del Molino. Lo leí ayer, de un tirón. Me lo zampé crudo, sin apenas descansos. Conociendo al autor, me daba hasta cierto reparo, cierto pudor, asomarme a ese "totum revolutum" de sentimientos, frustraciones, penas, risas, lágrimas. recuerdos... Me emocionó, me despertó muchas sensaciones, muchos sentimientos. Poco más queda decir, leerlo.
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