“Si te afliges por alguna causa externa, no es ella lo que te importuna, sino el juicio que tú haces de ella. Y borrar este juicio, de ti depende”.
Tomar tus propias decisiones, no tiene precio.
A veces parece que vivir la propia vida de uno es fácil, sería lo normal. Pero en más ocasiones de las que creemos eso no exactamente así. Cuantos hay, y cuantas veces lo hacemos, que vivimos las vidas de los demás, o conforme a lo que alguien espera de nosotros, o lo que nosotros pensamos que alguien quiere de nosotros. Dejando de lado lo que realmente nos tocaría vivir, o lo que realmente deseamos vivir.
Cuantas veces he escuchado que al final de lo que te arrepientes es de lo que has dejado de hacer y no de lo que has hecho, que al fin y al cabo, esto último acaba tejiéndose en la enredadera de tu existencia y formando parte de lo que tu eres, hayas tomado la decisión para bien o para mal. El problema es cuando la decisión no ha sido elegida libremente por ti.
Una de las normas de nuestra existencia debería ser tomar nuestras propias decisiones, y hacer lo que consideremos en cada caso que tenemos que hacer. De esa manera responderíamos por la bondad o no de nuestras acciones y no las que nos impongan los demás.
Esa es la auténtica libertad, lo demás son simples sucedáneos o placebos, para ir tirando.
Y aún más allá de esa reflexión, está la de Marco Aurelio y su cita, hay realidades que son inmutables, que no tienen vuelta de hoja, pero hay otras, que dependen de como nos las tomemos, e incluso las primeras, si no les damos mayor relevancia, dejan de tenerla y si al contrario, les damos una importancia desmedida, alcanzarán esa dimensión, hasta asfixiar el resto de nuestra existencia.
El pasado ya no existe, el futuro es una promesa descalza. sólo queda el presente para tomar nuestras decisiones.
O como reza la sabiduría popular, hay dos días al año en los que no se puede hacer nada, ayer y mañana, así que aprovechemos el resto sin falta.
Esa es la auténtica libertad, lo demás son simples sucedáneos o placebos, para ir tirando.
Y aún más allá de esa reflexión, está la de Marco Aurelio y su cita, hay realidades que son inmutables, que no tienen vuelta de hoja, pero hay otras, que dependen de como nos las tomemos, e incluso las primeras, si no les damos mayor relevancia, dejan de tenerla y si al contrario, les damos una importancia desmedida, alcanzarán esa dimensión, hasta asfixiar el resto de nuestra existencia.
El pasado ya no existe, el futuro es una promesa descalza. sólo queda el presente para tomar nuestras decisiones.
O como reza la sabiduría popular, hay dos días al año en los que no se puede hacer nada, ayer y mañana, así que aprovechemos el resto sin falta.
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