jueves, 24 de marzo de 2011

La vida es un juego.


He escuchado diferentes definiciones de los que es la vida. Dependiendo de quién las formula, la respuesta está tamizada por el paradigma en que se encuentre esa persona.


La vida es venta...

La vida es sufrimiento...

La vida es una aventura...

La vida es lo más...

La vida es como un toro...

La vida en una Barca, de Calderón de la M...


En fin, múltiples definiciones.


Yo me acuerdo en muchas ocasiones, muchas, de cuando jugaba al Monopoly, la vida, me retrotrae al momento en que salía una carta de SUERTE, o cuando caías en una propiedad contraria, o cuando hacías tus inversiones, acertadas o no, te descapitalizabas e ibas dando vuelta tras vuelta, intentando hacer frente a tus inversiones con "el sueldo", por vuelta.

Sí, definitivamente, el Monopoly ha sido una buena escuela "de vida", las tardes dedicadas a él, no han sido en balde. Ahora encajas las cosas, casi como si levantaras una de aquellas cartas y unas veces viene: "Cobra un pellizco en la primitiva: 89 €" y otras "Infracción de tráfico, paga: 100 €".


Otro de esos juegos, que podían ser una perfecta escuela, es el Texas Holdem, la varianza (la suerte y probabilidad), es caprichosa, pero un buen juego te predispone a estar más cerca del éxito, ahora bien, la última carta puede dar la vuelta a tu mano y de ganador pasar a perdedor y viceversa.

La suerte está ahí, pero tú tomas tus propias decisiones, decides cuando jugar o no tus cartas, jugártela o no, si estás dispuesto a asumir tal o cual riesgo y a veces, la suerte se sienta a tu lado y te acompaña en tu apuesta.

Como decía aquel, la vida te da las cartas, pero tú decides como jugarlas.

¡Menos mal!

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