miércoles, 30 de mayo de 2018

Mis lecturas de primavera de 2018

Mi capacidad lectora en esta NO primavera (donde nos van a salir aletas y branquias), es de nivel bajo. Me cuesta ponerme, cuando tengo un momento libre me dedico a montar cunas, cómodas, cambiadores, desmontar estanterías para dejar espacio para el niño que ha de venir y en definitiva tareas de logística y adecuación de un nuevo ser, muy alejadas del universo lector. Aún así he podido deleitarme con un monográfico de Eduardo Galeano, del que poco había leído y del que poco sabía, aunque con motivo de su no muy lejano fallecimiento, los medios lo citaron hasta la saciedad y en esa extraña afición de exaltación de la obra del que ya no puede seguir creando, se desataron las loas a Galeano. Supongo que pasará parecido con el reciente deceso de Roth. Dice algún columnista que hay gente que escribe y que Philip  Roth era escritor, marcando un matiz sutil pero a la vez sustancial. Junto a Paul Auster, es mi autor norteamericano preferido. El libro "Patrimonio", me conmovió hasta el tuétano. Pero no nos desviemos, Philip tendrá su hueco con "Némesis" y alguna cosita más, pero centrémonos en el uruguayo que amaba el fútbol, pero era consciente que no era lo suyo. y que tenía una pluma ágil, comprometida y con un cierto aire exótico, escribía bello.
Así pues, he acabado recientemente dos libros de Galeano que quería compartir:
 
 
"El fútbol a sol y sombra".
 
Un libro que habla de futbol, futbolistas partidos, copas y todo el universo relacionado con el deporte del balompié, de las leyendas, las tradiciones, la hinchada. Ese toque sudamericano que eleva a religión la pasión del futbol, con sus ángeles y sus demonios. Una lectura imprescindible para los amantes del balón y sorprendente y entretenida para cualquier otro.
Una muestra de lo que se puede encontrar entre esas líneas, su prólogo:
 

 «Todos los uruguayos nacemos gritando gol y por eso hay tanto ruido en las
maternidades, hay un estrépito tremendo. Yo quise ser jugador de fútbol como

todos los niños uruguayos. Jugaba de ocho y me fue muy mal porque siempre fui
un “pata dura” terrible. La pelota y yo nunca pudimos entendernos, fue un caso de
amor no correspondido. También era un desastre en otro sentido: cuando los
rivales hacían una linda jugada yo iba y los felicitaba, lo cual es un pecado
imperdonable para las reglas del fútbol moderno.»
 Eduardo Galeano 


 
 
"Bocas del tiempo".
 
Una lectura extraordinaria que me ha sorprendido. Un conjunto de pequeñas piezas de escritura, apenas párrafos, ensamblados e independientes a la vez unos con otros. Algunas de ellas las he citado en este mismo blog. Recomendable, ligero y versátil .

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