Texto inspirado en la fotografía del violín de Ingres
Otra noche insomne, con la mirada puesta en
su espacio vacío, que se ha ido enfriando como un caldero de bronce.
Apenas los despojos en el campo de batalla de dos ejércitos,
que quedaron exhaustos y cautivos entre
sábanas de seda.
Con su marcha se aparecen todas las derrotas vividas y el
fantasma de la soledad toca junto a mi, una balada que habla de celos y
huidas.
Su hermoso cuerpo se convierte en instrumento de nostalgia:
Anhelo dibujar aquellos amaneceres
eternos en su espalda, y los domingos interminables, donde nuestro cometido era
hacer vibrar las cuerdas del deseo, una y otra vez, sin tregua, en un concierto desafinado y agotador.
Hablar de nuestras cosas y acariciar su pelo, dando igual el tiempo que hiciera
fuera. Solos, juntos, con la melodía
de sus latidos al apoyar mi cabeza en la almohada de aquel pecho febril y
suave.
Concierto de recuerdos, nostalgia, ausencia y vacío.
©Jesús J. Jambrina
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