martes, 22 de diciembre de 2009

Encuentros I

Un día, hace ya mucho tiempo, mientras caminaba por el Coso, me encontré con San Valentín. Sí, sí, el mismísimo San Valentín.
Eso sí, no venía con toga, ni alitas, ni llevaba un arco con flechas de amor (sobre todo porque eso es más propio de Cupido), era San Valentín, el que en algunas películas de los 60, lo caracterizaban como un señor de rostro afable y barba cana.
Pues bien, éste era San Valentín, seguro. El rostro ajado, de haber vivido y contemplado muchas primaveras y escuchado muchas promesas de amor eterno.
Me observó desde lejos y acercándose, con mucha dulzura me dijo:
─ Nunca se arrepienta de haber amado demasiado.
Nunca me he olvidado de aquel encuentro con San Valentín, lo que sí he olvidado es lo que sentía cuando me lo dijo...

5 comentarios:

  1. Dura y esperanzada entrada, sin duda.

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  2. Esperanza, ¡qué gran término Capitán!

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  3. Cierto. Preciosa entrada. Y hay otra buena frase al respecto:

    Prefiero un "Me equivoqué" a un "¿Por qué no lo hice?"

    Las oportunidades que no se aprovechan son sólo las que se pierden...

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