Es mi la primera vez que me subo a un escenario y la verdad es que me tiemblan las piernas y tengo un nudo en el estómago, por un lado por el público, las luces, la expectación, pero también porque a mi edad, no se hacen ya muchas cosas por primera vez. Además respeto muchísimo a los cómicos, el oficio de hacer reír, paradójicamente, me parece de los más serios del mundo.
Si miramos otros oficios, pueden ser de todo menos serios. Por ejemplo, la banca, el banquero, o en este país, mas bien su declinación: bancario, bancachofo, bancolero. Unos señores que nos metieron en una crisis apabullante, que han salido indemnes gracias a triquiñuelas como el banco malo, o las inyecciones a fondo perdido de dinero, que finalmente han utilizado , no para dar crédito a la gente o ponerlo en circulación, para activar la economía como pretendían; si no para maquillar sus balances y en última instancia para comprar deuda de propio estado que le ha dado esa cuantía a fondo perdido y que ahora además del nominal, tendrá que pagarles intereses. Un gran negocio para algunos lo de la recién pasada crisis. Crisis que al final pagan los mismos, pocarropa, el españolito de infantería, al que le echaban en cara que había vivido por encima de sus posibilidades.
Jueces que dictan sentencias al dictado, o que miran hacia otro lado cuando así lo designa el narco o político de turno.
Fiscales que no ejercen, salvo si hay réditos del tipo que sea.
Cargos públicos que creen que llegaron allí para servirse del contribuyen y no lo contrario. Que se les trata de usted, cuando son ellos los que deberían tratar a la gente con respeto y admiración, pues en nuestra espalda cuelga el nivelón de vida que estos señores se han montado.
Director del FMI, que antes fue ministro de economía y luego presidente de una entidad bancaria, como por ejemplo Bankia. Un ser amoral que predicaba una cosa y hacía la contraria, que desvió miles de euros en sus bajos instintos y en sus francachelas y corruptelas, tolerado por un sistema ruin y tibio, donde tanta culpa tiene el que mete mano, como el que lo ve y calla.
Policías de los que hacen mucho tiempo abandonaron su vocación, la de atrapar a los malos y que últimamente sólo pisan moqueta, que se convierten en delincuentes de alto standing, como el señor Villarejo, claro exponente de lo que se ha denominado: las cloacas del estado. Y todos allí en la pomada, jueces, ministros, sofisticadas formas de mentir, robar y estafar.
El honorable Pujol, ladrón de ladrones.
Y así tantos y tantos, que han ido llenando las portadas de diarios y televisiones, desde casoplones que salen de la nada o de un sueldo que en teoría no da, a estudios inventados, pasando por tratos de favor, prevaricaciones y suma y sigue.
Para cuando una buena patada en el culo de toda esta gente. Para cuando penas de cárcel serias, de verdad. Para cuando el embargo de todos los bienes en cuestión. ¿Para cuando?
Me temo que el sistema que se crearon, sólo hace brindis al sol y lo del tú más, todos aguardan su turno para trincar y confían en que más pronto o más tarde les toque a ellos, y que luego, el que espera su momento, será benévolo con las debilidades del poder y no se ensañará con ellos.
Al final, los humoristas, los artistas que hacen murales urbanos, los que tocan en la calle, los que escriben libros de cuentos para niños y perseveran en su vocación, los que no se han convertido en pesebristas y lo hacen con más oficio que beneficio, esos, esos son los que tienen un oficio respetable, el resto, el resto son todos carne de presidio.
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