Es evidente que el título de la entrada, ha caducado en la misma línea de salida. Nos encontramos en el comienzo del lunes del año: septiembre, ... es lo que hay. Como decía aquel dinámico dúo: "El final del verano, llegó...".
La tregua de Benedetti ha sido durante mucho tiempo, tan irreductible como la más famos aldea Gala, así que le he sido claramente infiel a esta lectura y he terminado otros dos antes de darle el cierre a Mario, así que como dicen por estos lares, sin más dilación: al lío y a publicar la entrada o se va a hacer de una extensión inmensa.
Empezaré con el que ha sido desde hace varios meses el primero de la lista, tanto que lo terminé antes de que nuestro sexy y fotogénico, casi recién estrenado presidente, Pedro Sánchez, nombrara a su autor, ministro de cultura. Efímero y fugaz ministro que apenas pudo saludar a Lopetegui como entrenador de la selección de fútbol. ¡Qué destinos tan caprichosos e inesperados los de estos dos hombres!. Pero no liemos la madeja, me refiero al libro: "La noche soñada" de Máxim Huerta. Es decir fue primero el escritor el que me atrajo, antes que el defraudador exministro, estrella mediática por breves días.
Me pareció un libro extraordinario, de una delicadeza y calidez entrañables. Me gustó la historia, me gustó lo que contaba en todas y cada una de sus páginas. Los personajes se me hicieron, queridos, cercanos, sufrí y reí con ellos. Me encantó, me sorprendió, quien sabe, quizás Maxim Huerta no hubiera sido un mal ministro de cultura, aunque amiguitos, eso ya nunca lo sabremos, nos queda descubrir al Maxim escritor, por mi parte ha sido una lectura estupenda.
Es un libro que huele a mediterráneo y a fotografías en blanco y negro.
Traigo por aquí un fragmento del libro, de los muchos que me encandilaron.
"Querido Justo, no sé cómo darte las buenas noches hoy. A ver cómo te lo
escribo para que no se me agolpen todas las emociones… Todavía no me he
dormido por el calor —son ya las tantas, no quiero mirar la hora— y he pasado
varias veces a ver si dormías. Te he visto con esa sonrisa que se te queda
mientras sueñas… Sin que te dieras cuenta me he quedado en la puerta,
mirándote. Sé que vas a ser un niño feliz, un hombre feliz. Y deseo con toda mi
alma que tus sueños, esos en los que andas ahora metido, se hagan realidad.
Hasta ahora siempre he pedido por ti, hoy… La vida se recompone, se
desordena, unas veces te golpea y otras veces parece que quiere ser como una
botella de vino espumoso: llena de burbujas. Así quiero la vida para ti. Hoy, esta
noche, escribo esta carta también para mí. Para que no se me olvide que somos
felices."