jueves, 30 de abril de 2015

La alargada sombra de Don Tancredo.


El don Tancredo, o la suerte de don Tancredo, era un lance taurino con cierta afición en la primera mitad del siglo XX. Consistía en que un individuo que hacía el don Tancredo, esperaba al toro a la salida de chiqueros, subido sobre un pedestal situado en mitad del coso taurino. El ejecutante iba vestido con ropas generalmente de época o cómicas, y pintado íntegramente de blanco. El mérito consistía en quedarse quieto, ya que el saber de la tauromaquia afirmaba que al quedarse inmóvil, el toro creía que la figura blanca era de mármol y no la embestía, convencido de su dureza.
El origen de esta práctica es incierto, si bien hay varias fuentes que afirman que un torero español, natural de Valencia, de poca fortuna y nombre Tancredo López, comenzó este espectáculo como un medio desesperado de ganar dinero en las postrimerías del siglo XIX. El público acogió con entusiasmo la actuación, que poco a poco fue extendiéndose. Normalmente el Tancredo era interpretado por personas desesperadas a la búsqueda de ganar dinero fácil y con poco que perder, ya que eran numerosas las cogidas que se producían. Así las cosas, el Tancredo fue prohibiéndose por las autoridades, y ya a mediados del siglo XX se realizaron las últimas representaciones.
Esto es lo que nos dice la Wikipedia, fuente universal del saber.
 
 
Y el Tancredo es lo que lleva haciendo nuestro bien amado presidente del gobierno Mariano Rajoy. Tancredo, porque tal y como se hace en la suerte de don Tancredo, permaneciendo callado, permaneciendo inadvertido, haciendo poco o ningún ruido y rogando para que no le pille el toro, es lo que lleva haciendo desde hace meses este presidente mediocre, falto de ideas, ramplón y de corrupción en sus filas hasta el cuello.
Recibió la mayoría absoluta en las urnas, de una ciudadanía harta de la situación que había creado otro Tancredo como Zapatero, al que Rajoy le decía bobo solemne, la verdad, que con toda la razón. El problema, es que con esa mayoría absoluta, ha seguido con esa línea bobalicona marcada por ZP.
Ha incumplido completamente todo aquello que prometió en su programa electoral. Basta con nombrar tres puntos: No subiré los impuestos, obligaré a la banca a actualizar sus activos inmobiliarios a precio de mercado, no daremos dinero a la banca a fondo perdido. Bueno y muchos otros, no reduciremos en educación, etc.
La tarea que se esperaba de él, no era fácil. El sistema de gobierno y político estaba agotado, insostenible a todas luces, con miles de chupóteros, aforados y políticos y cargos electos de mal vivir.
Se esperaba un cambio de estructura, una reducción del aparato administrativo, de la optimización de las competencias de las diversas administraciones, locales, regionales, comarcales, autonómicas, estatales, que acababan solapándose en múltiples ocasiones.
Se buscaba que redujera los cargos de confianza, los asesores puestos a dedo, por supuesto las prebendas en forma de viajes, dietas, coches oficiales, IPAds, mamoneos varios y corruptelas de medio pelo.
Tenía un reto importantísimo que era la reducción del déficit del estado, reducir lo que se gastaba, a todas luces imprescindible.
Que redujera la cantidad de miembros electos en ambas cámaras, en las autonomías. Que se controlaran los sueldos, ellos, no a los funcionarios, o sí si era necesario, pero ellos los primeros, como ejemplo y como medida urgente.
Se esperaba que se aplicaran buenas practicas en la política, en la asignación de los contratos estatales, de las obras, la racionalización en la contratación, que se optimizaran los ministerios.
Control del paro, apoyo a las pymes y a los autónomos. Hacer cumplir la legislación vigente, recuerdo que hay una ley de julio del 2009, que dice que la administración debe de pagar a sus proveedores a 30 días, a fecha del 2015.
Y nos encontramos a las primeras de cambio con Bárcenas y todos los demás despropósitos. Políticos crápulas, despilfarradores, corruptos, en todos los bandos, pero del todo amoral, impresentable e inadmisible en el gobierno y en el partido que parecía que enarbolaba la bandera de la moral y las cosas bien hechas. Rato ha sido la guinda del pastel de los despropósitos, al igual que lo fue anteriormente lo de Bankia.
Vivimos un asalto continuo a nuestro dinero por parte de instituciones, personajes electos, aparatos de partido y demás mimbres, que parecen tener en su objetivo el máximo "trinque", en el menor tiempo posible.
La reacción, ha sido además en muchos casos de tapar al corrupto, de justificar al delincuente, de permisividad y de hoy por mi mañana por mi.
Y mientras tanto de Tancredo, no digo, no hago, y espero que me vayan sacando de aquí, y como en el tema político el pescado está todo vendido y los que vienen, pueden aspirar como mucho a ser bisagras de este sistema caduco y putrefacto, pues a vivir que son dos días.
Pues a mi no me vale, y ojalá para otros muchos y se os diera una voltereta que os hiciera por fin replantearos el ejercicio de servicio y responsabilidad de la política, un voy a trabajar para, no me voy a aprovechar de, que es lo que se estila en esta imberbe democracia.
Político imputado, suspendido de cargo publico si lo tuviera y apartado del ejercicio de la política para los restos, y si es condenado, ya ni te lo cuento.
Transparencia en las finanzas de los partidos, de los políticos y el que prevarique a la cárcel, el que robe a la cárcel y el que incumpla al ostracismo. 
A ver que día os comportáis los políticos de este país de una manera digna, coherente, racional, decente y construís algo que nos haga la vida más fácil, más cómoda y más justa.
Donde haya un estado que vele por nuestros derechos, por nuestras necesidades y por nuestra sociedad y estilo de vida. Que nos proteja de las amenazas, del desempleo, de los corruptos, de los delincuentes, no que sean ellos mismos los delincuentes, los ladrones, los que esquilman los recursos del estado.
 
 

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