¡Vaya!
Parece que los ínclitos miembros de "la gente de la cultura", de este país, de un tiempo a esta parte, han enmudecido, han perdido su esprítu crítico y de protesta. Parece que están encantados de la situación actual.
Ya no les mueven de sus asientos las revueltas del norte de Africa, ni los terremotos y desgracias ajenas, ni tan siquiera el dilema de nucleares sí o no, están calladitos.
Ni hablar ya de la ley del tabaco, del exceso de velocidad a 110 Km/h, la ampliación de la edad de jubilación, el incremento del paro, etc.
Quizás como debieran haber estado siempre, pero es curioso que con la que está cayendo, tanto dentro como fuera de nuestras frontereas no tienen nada que decir.
Creo que la mayor pérdida de todas las que ha sufrido, es la vergüenza, torera, para más señas.
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