De regreso de una semanita en la playa. Yo creo que estas semanas deberían estar obligadas por prescripción médica. Por aquello del yodo, la sal, la vitamina D con la exposición solar, el tono del bronceado, la tersura de la piel, la brisa marina, la dieta variada y rica en oligoelementos y pescado azul, el control de la tensión arterial, el ritmo sosegado, las mareas, las ganas de vivir, la vida pirata, el llegar a pensar que tu vida podría ser un eterno veraneo y que te adaptarías perfectamente a esa situación. Los grupos de señoras bailando latino, las colillas semienterradas en la arena, por millones, las chapas de las botellas de cerveza, los plásticos del cierre de los paquetes de tabaco, las toallitas, las bolsas de doritos gastadas, las latas de cerveza, botellas de agua, tapones de cremas de sol, la matraca de los hinchables y las colchonetas, noche sí y otra también, la música a deshoras, a todo volumen, con música javivi o reguetoniana, las clavadas por una ración de sepia, la comida rica en frituras, patatas y ultraprocesados, que se vuelve repetitiva a los tres días en el buffet del hotel. Las señoras que tras coincidir dos veces en el ascensor ya son como de la familia. La arena que aparece en los lugares menos esperados. la gente por el paseo, en riada, los puestitos de siempre, con lo de siempre. Y así y todo, hay momentos que pienso: ojalá fuera como estos jubilados que tiene casa aquí, y no me iría mas que a pasar ya la navidad con la familia. Claro, también hay otros que dices: jo macho, como en casa en ningún sitio, tengo unas ganas de sofá y de comerme una ensalada y un poco de jamón con tomate viendo una peli de Neflix.
Así que esa es la naturaleza humana, en el laboro y las vacaciones, el yin y el yan, hoy si, mañana no, bueno, pero...
Nos ha dejado Ibañez, el padre de una de las parejas icónicas de nuestra cultura pop, Mortadelo y Filemón, además de otros entrañables personajes como Rompetechos u otros. Todos los que hemos sido niños en los 70 y 80, hemos crecido leyendo tebeos de Mortadelo y Filemón, pasando páginas del Superhumor con las aventuras de estos desternillantes personajes. Míticos los especiales de los mundiales, las cosas del doctor Bacterio. Necesitaremos más genios como él, necesitaremos esa guasa, esa retranca, reírnos de nuestro defectos y salir de todo airosos aunque sea con un yunque encima de nuestra cabeza, o convertidos en acordeón si nos pilla Joe Matraca. ¡Qué buenos ratos me hiciste pasar! Muchos pasamos de los tebeos al comic y de éste o a la vez, a los libros, primero a los típicos de Julio Verne, Salgari y demás y luego ya a leer de todo y cada vez más variado.
Esto último me recuerda que en breve traeré por aquí mis últimas lecturas, que han sido prolijas y que la última la terminé precisamente en estos días playeros, una de Reverte. Pero eso, ya para otra entrada.
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