viernes, 6 de septiembre de 2019

Si te vas, adios...




No lo repetiré más, que se va el verano, adiós muy buenas. Que fíjate tú, que buenos ratos en la playa, que si las vacaciones son el estado natural de hombre, que si esto y lo otro.
Ya está bien, se acabó, finito, que se va, pues que se vaya, que le vaya bonito. Que le vamos a hacer si no se quiere quedar, si no quiere hacer de nuestra vida un eterno veraneo, como nos lo prometíamos en la adolescencia, no seré yo el que se lo impida, el que lo intente retener. Que sepa que hay otras estaciones, y también tienen sus encantos, que me decís de las tibias tardes de otoño, rodeados de tonos ocres y luces cenitales, o de un invierno nevado, apretando entre las manos un café bien caliente y sobre las rodillas un mantita de felpa. O qué decir de cuando llega la primavera, cuando cantan lo pajaritos y el campo se viste de flores.
¡Te quieres ir, verano ingrato! ¡Con lo que te hemos alabado!¡Con lo que te hemos esperado!¡Con la de esperanzas que siempre depositamos en ti!¡Pues vete!
Sabes, ya no te necesitamos, ya estamos cansados de los mosquitos, de sudar, de no poder dormir por la noche, de las aglomeraciones en los lugares turísticos. Estamos deseando forrar los libros nuevos, volver a ver a nuestros amigos y compañeros, retomar nuestras clases de inglés, el gimnasio, la dieta.
Ya vale de tanta improvisación, de tanta anarquía, de tanta cerveza fresquita en el chiringuito, que vuelvan las verduritas por la noche, las legumbres a medio día, un cocido compartido con la familia, la RU-TI-NA. Los horarios encorsetados, las prisas, el  tráfico en la ciudad, los objetivos mensuales, el Budget del año que viene...
Si te has de marchar, marcha.
Aunque quizás, quizás, en el fondo, muy muy en el fondo, te echaremos de menos, y desde luego, vete, haz tu vida, sigue tu camino, pero por favor, por favor te lo pido, vuelve. No te olvides de volver cuanto toque.
Cuando regreses te estaremos esperando, con las mismas ganas que siempre, con nuevas ilusiones, con nuevos planes, con los brazos abiertos. Deseando, de nuevo, vivir aventuras bajo tu cálido manto estival. Perdernos en tus días, en tu sol protector.
Si ha de ser así, adiós, tú mismo, pero vuelve por Dios. Tomate tu tiempo, recupera tu espacio, reflexiona, lo que quiera que tengas que hacer, pero acuérdate de volver.
 

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