Hoy ha amanecido el día lluvioso.
No me he dado cuenta hasta que no he salido a la calle.
Entre desayunos, ropa, bolsas y demás, no me he dado cuenta de que llovía hasta que no he salido con el coche a la calle.
Una lluvia densa, pero sin furia, de las que empapan sin molestar. Las que te calan hasta los huesos, pero sin importunarte.
Atrás han quedado las pedaladas del verano, las zancadas, aunque estas me siguen acompañando en las veredas plagadas de hojas de tonos ocres, que nos recuerdan que nada permanece, que todo cambia y que el cambio y la caducidad no están exentas de belleza y colorido.
Mis blogs descuidados, sobre todo el de JesusFidelis, y eso que el pasado domingo tuve la suerte, que me invitaran al programa de Miguel Mena, para hablar de él. Fue un placer y un honor poder compartir mi blog con los oyentes de la radio, me sentí cómodo allí y halagado. y sin embargo duerme el sueño de los justos, esperando una nueva entrada. Entradas que están en el limbo, pero que efectivamente están allí, fruto del reciente viaje a Londres y las visitas a los museos militares y alguna cosa que está en el tintero.
Mi ultima entrada de las lecturas del verano se va a caducar en el "borrador", a ver si me pongo, que decía aquel.
El mes de noviembre ha sido poco prolijo a entradas, quizás porque tengo la mente en otras cosas. Quizás no, seguro.
Llueve, para mi desde hace meses, quizás la lluvia deje paso a la niebla, y ésta finalmente a un bello día, luminoso y esperanzador.
Y mientras que llega ese día, llueve, sin furia, pero calando hasta los huesos.
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