Decía el poeta, que:
"... todo pasa y nada queda, porque lo nuestro es pasar, pasar haciendo caminos, caminos sobre la mar...".
Atrás quedaron nuestros juegos de niños, nuestras ilusiones de adolescentes, nuestros esfuerzos de jóvenes, nuestras realidades de adultos.
Pasan los días, los meses, los años.
Pasan las cosas, los afectos y desafectos, los días de fiesta y los de labor.
Pasan las experiencias y los viajes que nunca haremos.
Pasa la vida y yo, mientras tanto, me detengo a ver como pasa la mía, como un espectador de tribulaciones ajenas.
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