Ha pasado la Semana Santa.
Semana de tradiciones, de comer torrijas el Viernes Santo y tiempo para procesionar. Mejor acompañado que sólo.
El jueves la Legión recuperó, su homenaje al Cristo de la Buena Muerte. Daba gusto verlos estirar el cuello, erguidos, sujetando la cruz a la que tantas veces se han aferrado cuando las cosas pintaban mal.
Las expresiones de la Pasión y Muerte de Jesús inundaron las calles y nos recordaron a todos de donde venimos, hacia donde vamos es otra cuestión.
Tiempo de torrijas, procesiones y oración. Ni de medievales, ni marcofiestas, ni otras zarandajas, cada tiempo tiene su cosa y cada cosa su tiempo. Pero la libertad está en la posibilidad de elección, si eliminamos elecciones, coartamos la libertad.
Cada uno elige, hay que respetar las elecciones, y que cada uno seleccione la suya.
Me mueve a risa, por decir algo, esa libertad que elimina por decreto todas las posibilidades salvo una, por decreto, porque alguien ya ha pensado por nosotros.
Y otra cosa, el fin, nunca justifica los medios.
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