martes, 18 de septiembre de 2012

Poema 20.



Pablo Neruda, regaló a la humanidad su obra: "20 poemas de amor y una canción desesperada ".
A mi me gustan a rabiar, el XV, el de : "Me gusta cuando callas..." y este nº 20.
El nº 20, de una belleza increible, con esa frase sublime: "tan corto el amor y tan largo el olvido...".
Este poema refleja, como ninguno, el dolor de la perdida amorosa, sea ésta contradictoria o no, combinaría perfectamente con la canción de Ricardo Arjona de "Olvidarte", salvando las distancias, claro, y teniendo en cuenta que el tiempo como decía alguno "...es el médico de los pobres" y todo lo cura.
A cada cual le llega en cada momento su tiempo, pues también se dice aquello de "no todos los ojos lloran el mismo día."
Hay que acepar lo inevitable y más cuando se ve venir y aún así, resbalamos irremisiblemente hasta su desenlace.

Poema nº 20:

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.


Escribir, por ejemplo: " La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

Pablo Neruda.



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