domingo, 7 de junio de 2009

El juego de Iván.

Saco del blog "Burlas y veras" lo siguiente:

"Iván ha propuesto desde su blog el inicio de una historia y nos reta a terminarla. Cada uno de los que visitamos su blog le daremos el rumbo que nos parezca y él nos linkará a todos los que hayamos participado para ver las diferentes historias que han salido.
Pongo el comienzo de la historia de Iván:


A pesar del frío que hacía fuera, dentro del tren se estaba bien; en aquel vagón la mayoría de los viajeros que se podían apreciar estaban durmiendo a pierna suelta, y es que en un viaje de Barcelona a Vigo en mitad de la noche no hay mucho que hacer. De entre los pocos pasajeros que se encontraban despiertos llamaba la atención una chica de ojos marrones; sentada en su asiento miraba fijamente por la ventanilla, como si intentara divisar algo en el paisaje, a pesar de que era noche cerrada y lo único que se veía era sombra, pero su mirada se perdía en el horizonte como si fuera mediodía, y es que ella no era una chica cualquiera, se trataba de..."


...Lerele Tachín, en apariencia una joven normal, pero en realidad, era la portavoz de un gobierno interplanetario, sabedora de las más inquietantes noticias en relación a la vida en las galaxias conocidas.

Estaba en la Tierra en misión secreta, por eso prefirió pasar desapercibida utilizando el tren en lugar de su platillo volante, no era cuestión de llamar la atención, al menos por ahora no.

Su misión debía llevarse con sigilo y discrección, su lider así se lo había indicado, él sabía de la importancia que para este planeta y el resto de la galaxia tendrian sus decisiones y esa reunión, tan largamente deseada.

El parloteo en el vagón, la sacaba de quicio, todo clichés y frases retrógradas, en más de una ocasión metió la mano en su bolso y acarició su desintegrador de materia, ¡qué fácil sería acabar con esos terrícolas parlanchines!...pero se debía a su tarea y ésta requería pasar desapercibido, mal lo haría si desintegrara a los pasajeros del tren, ¿por qué no usaría el transportador de partículas?

El tren llegó a su destino...─por fin─ masculló.

Rápidamente se dirigió al su destino, de ella dependía el buen fin de aquella reunión. Se desarrollaba en el cuarto anillo de Saturno, zona neutral hasta la fecha.

Los líderes del universo conocido, salvo aquellos que ya sabéis, se reunirían para solucionar la crisis que atenazaba a toda forma de vida. Por primera vez estarían todos, y su jefe en un papel relevante, ¡quién iba a pensar que llegaría tan lejos!... su propia madre le tenía poca fe, pero a veces y contra todo pronóstico, no son los más dotados lo que acceden a puestos de liderazgo.

Dirigió sus pasos al mercado del puerto, allí estaba lo que haría que la cumbre fuera un éxito.
El tiempo era crucial, una vez lo hubiera conseguido yo no hacía falta seguir con el sigilo, les llamaría y vendrían a buscarle.
Llegó al puesto que le habían indicado, un enorme mostrador de cristal lo flanqueaba y dentro boqueaban enormes bogavantes, necoras, mejillones...y lo que había venido a buscar.
Miró con esos dulces ojos castaños al señor que le saludaba. Llevaba con un asqueroso delantal, que en su día debió ser blanco.
Qué ganas tenía de acabar con todo esto y volver a su centro de poder. Cuando regresara debería de tratarse, cada vez más, roderarse de terrícolas, le producía una terrible urticaria.
Ahora.
─Póngame un kilo de percebes y rapidito que me esperan.

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